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Burnout o estrés laboral

Como ya hemos comentado anteriormente, es innegable que el trabajo es una parte fundamental en nuestras vidas. Por tanto, los problemas en el ámbito laboral, de manera general, repercutirán en las demás áreas de nuestras vidas poniendo incluso en riesgo nuestra salud, tanto psicológica como física. En otro artículo comentamos la problemática del mobbing. Esta vez le toca el turno al burnout, concepto que seguro has escuchado alguna vez.
Posiblemente, el burnout es uno de los problemas más graves en el ámbito laboral y que afecta a muchos más trabadores de los que creemos.


Si bien es cierto que afecta en gran medida a los trabajadores, no podemos negar el daño que
supone también para las empresas (menor rendimiento y menor calidad de los servicios), a los directivos y a la sociedad en general. Por fortuna, cada vez es más común que dentro de las empresas se tomen iniciativas para detectar este problema a tiempo.


El concepto lo acuñó Freudenberber, quien describió el estado de agotamiento físico y mental
observado entre el personal que trabajaba de manera voluntaria en una clínica de desintoxicación. De manera general podemos entender el burnout como un proceso de adaptación al estrés del trabajo que se produce de forma crónica cuando las estrategias del trabajador no han podido lidiar con el estrés.


Si bien no existe una explicación que defina completamente el burnout, podemos apuntar que se encuentra ligado a las interacciones personales. Por concretar un poco, y entendiendo el burnout como un proceso, destacarían: la falta de realización personal en el trabajo, el cansancio emocional y despersonalización. Estas variables se entrelazarían entre sí en el tiempo culminando en estrés laboral.


Como hemos visto, el burnout puede destruir la calidad de vida de los trabajadores. Por tanto, antes de que el problema se agrave y se convierta en una situacion insostenible para los trabajadores y empresas, es preferible destinar recursos a su prevención.
Y esto resulta muy complicado si vamos a la raíz del problema, ya que percibir el trabajo como un mero intercambio de tiempo/dinero, a la larga en muchas personas puede ser alienante. Por lo tanto, dar un sentido a ese intercambio con un nuevo compromiso con las responsabilidades, atribuir valor al trabajo realizado e intentar aumentar el sentimiento de pertenencia a un grupo o a un proyecto en común, como podemos imaginar, puede resultar en ocasiones bastante complicado.


Si te sientes cansado, no rindes en tu trabajo, tienes problemas laborales debido a la bajada de rendimiento (cada vez más común en el personal sanitario de nuestro país), poniendo en peligro tu puesto de trabajo o incluso ya lo has perdido, un Psicólogo Forense puede ayudarte a valorar si has sufrido o estás sufriendo un daño psicológico debido al burnout realizando un informe pericial que puede favorecerte en eventuales procesos judiciales.

Psicología Forense. Ámbitos de aplicación. Volumen ll.

Daniel Cerro
Psicólogo forense, con formación en análisis funcional de la conducta. Miembro de la Lista de Peritos del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

LA PSICOLOGÍA DEL TESTIGO

Definición
En derecho, el testigo es la persona que declara acerca de unos hechos que ha presenciado directamente y que son de interés para la resolución de un asunto objeto de controversia, principalmente de carácter delictivo. Dentro de esta definición también se incluiría a la propia víctima del delito. La declaración del testigo sobre lo ocurrido es lo que se conoce por testimonio.
La figura del testigo es una pieza fundamental en un juicio, pues es considerada como una prueba o medio probatorio de peso para decidir sobre la inocencia o la culpabilidad de un sospechoso (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Por esta razón es crucial que el testimonio declarado sea lo más veraz y exacto posible.
A raíz de esta necesidad surgió la psicología del testigo, la cual intenta determinar la calidad de los testimonios que sobre delitos y accidentes prestan los testigos presenciales (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Su estudio se centra en dos áreas principales: la exactitud de la declaración y la credibilidad del testigo y de su testimonio.


Exactitud
La exactitud de la declaración hace referencia al grado de correspondencia entre lo que el testigo delata y lo que sucedió realmente (de la Fuente, 2015). Cuanto más se ajuste a la realidad un testimonio, más exacto será.
La memoria humana no proporciona réplicas idénticas de los acontecimientos vividos como si de una cámara de vídeo se tratara. Son muchas las variables, tanto individuales como situacionales, que intervienen en la formación de recuerdos y en su posterior recuperación. Es por este motivo que dos personas que han presenciado un mismo hecho pueden explicarlo con diferentes matices.
Debido a esto, los testigos pueden cometer dos tipos de errores cuando declaran: los de omisión, cuando no incluyen en su relato aspectos relevantes del suceso por olvido; y los de comisión, cuando distorsionan de manera relevante determinados elementos o incluyen otros que no estaban presentes en la situación vivida (de la Fuente, 2015).


Credibilidad
Se entiende por credibilidad al grado de veracidad que se atribuye a la declaración del testigo, es decir, si la persona está engañando o no con su testimonio (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Para hablar de engaño en una declaración, éste debe ser un acto intencional y no un fallo de la memoria.
La persona que evalúe un testimonio deberá plantearse la siguiente pregunta: “¿Tiene el testigo motivos e intereses para falsear de manera deliberada su testimonio?” Si la respuesta es afirmativa, el evaluador utilizará aquellos conocimientos y técnicas necesarios para intentar detectar la mentira (de la Fuente, 2015).

El testimonio infantil
Las investigaciones sobre el testimonio infantil han ido cogiendo especial relevancia para poder abordar situaciones de abuso sexual en la infancia. En estos casos, el testimonio del menor suele ser la única prueba para inculpar al acusado, por lo que se hace necesario averiguar qué variables pueden influir en él.
Es importante dejar claro que los menores son testigos capaces y competentes. De hecho, lejos de las falsas creencias que hay al respecto, el testimonio infantil puede ser tan fiable como el testimonio adulto, sobre todo si se utilizan correctamente las técnicas de entrevista (Juárez, 2008).
Por otra parte, la participación del niño o de la niña en el contexto judicial puede resultar muy angustiosa, de manera que es fundamental velar por su bienestar y tener en cuenta algunas consideraciones especiales para reducir su estrés. Ejemplos de estas son el uso del video para grabar el testimonio, realizar pausas frecuentes, la exclusión de espectadores o la opción de no tener que mirar al acusado (Juárez, 2008).


La figura del psicólogo forense
Los profesionales de la psicología forense desempeñan un papel imprescindible en este ámbito. Gracias a su extensa formación están más que capacitados para llevar a cabo evaluaciones periciales sobre el testimonio, realizándolas siempre bajo la ética y la rigurosidad científica.
Además, cuando se trata de un testigo-víctima hay que evitar dentro de lo posible que se produzca una revictimización; el psicólogo forense debe promover un espacio de apoyo y empatía donde la persona se pueda sentir arropada y escuchada. Es de vital importancia proteger a la víctima del delito antes, durante y después de cualquier proceso judicial.


Referencias
De la Fuente, J. (2015). La memoria de los testigos. Editorial UOC.
Juárez, J. R. (2008). El menor como testigo: fundamentos y técnicas. En Psicología criminal (pp. 163-187). Pearson.
Sáiz, D., Baqués, J. & Sáiz, M. (2008). Psicología del testigo: conceptos fundamentales. En Psicología criminal (pp. 123-162). Pearson

Andrea Estoquera Estudiante de último año de psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona

TRASTORNO FACTICIO APLICADO A OTROS O “SINDROME DE MUNCHAUSEN” COMO FORMA DE ABUSO INFANTIL

El trastorno facticio aplicado a otro, comúnmente conocido como síndrome de
Munchausen , es aquel trastorno donde se falsifican signos o síntomas físicos o
psicológicos, o inducción de lesión o enfermedad, en otro, asociada a un engaño
identificativo (incluso llegando a buscar tratamiento después de provocar la lesión o la
enfermedad). El individuo presenta a otro individuo (victima) frente a los demás como
enfermo, incapacitado o lesionado, donde el comportamiento engañoso es evidente
incluso en ausencia de recompensa externa obvia. (DSM-5).


Los individuos con trastorno facticio corren el riesgo de experimentar un gran
sufrimiento psicológico o deterioro funcional por los daños causados a sí mismo o a los
demás, debido a que es posible que no entiendan las razones de su conducta o que no
reconozcan que tienen un problema.


Se trata de un trastorno difícil de identificar y de tratar, puesto que, puede existir una
afección medica preexistente. Es uno de los trastornos menos contemplados a la hora de
realizar una evaluación y sin embargo, está contemplado como una forma de maltrato
infantil, normalmente perpetrado por las madres.
Para su correcto diagnóstico cuando se sospecha una enfermedad facticia, es
imprescindible obtener información de otras fuentes pertinentes. Entre estas pueden
encontrarse los terapeutas previos o actuales, miembros de la familia, informes médicos
actuales y previos, y estudios analíticos y diagnósticos, además, debemos incluir una
evaluación del niño, de los padres y también de la dinámica familiar. Algunas pautas a
seguir son:

  • Obtenga información fiable de otros miembros de la familia (de su pareja, siprocede), de los médicos que tratan al paciente y de informes clínicos previos.Verifique todos los «hechos» presentados.
  • Revise los informes clínicos de los hermanos, prestando especial atención a las enfermedades inexplicables o las muertes.
  • Observe al niño y al progenitor durante cualquier interacción (en presencia de unobservador).
  • Síntomas poco claros que no son controlables y que se vuelven más graves ocambian una vez que ha empezado el tratamiento.
  • Recaídas predecibles tras la mejora de la enfermedad
  • Presencia de muchas cicatrices La aparición de síntomas nuevos o adicionales tras los resultados negativos deuna prueba médica o psicológica
  • Presencia de síntomas sólo cuando el paciente está con otros o está siendoobservado
  • Deseo por realizar pruebas u operaciones
  • La renuencia por parte del paciente para permitir que los profesionales de lasalud puedan hablar con miembros de la familia, amigos y médicos previosEste tipo de trastorno facticio lo suelen presentar madres que tienen una baja autoestimay un autoconcepto que está muy deteriorado, por lo que, mediante la hospitalización desu hijo obtiene cuidados, apoyo e interés por parte de las demás (le prestan atención)que no sabe conseguir de otra forma y que necesita. La madres generalmente reciben elreconocimiento social (familiares, comunitarios, funcionarios del sistema de salud), deque realizan una “excelente” labor en su función materna, intenta recibir atención deforma indirecta, a través del papel de “enfermo” del hijo/a. Es una forma de evadir losconflictos a lo interno del grupo familiar, siendo la enfermedad del niño/a en muchasocasiones el único tema que tiene en común los padres, y uno de los pocos que nooriginan nuevos conflictos. Las madres mantienen la atención, al menos parcial de susparejas, y aumentan la permanencia de ellos en los hogares, en comparación con elmomento en el que el niño/a no estaba “enfermo”.


Debemos tener mucho cuidado en no confundir este trastorno con una simulación de
síntomas o enfermedades (representación de síntomas físicos o psicológicos falsos o
muy exagerados motivado por incentivos externos), ya que este no es un trastorno.
Deben considerarse los trastornos físicos reales (especialmente las enfermedades raras o
infrecuentes con pocos hallazgos objetivos) antes de diagnosticar prematuramente una
enfermedad facticia. Al igual que con todas las enfermedades facticias, el diagnóstico
puede resultar difícil a menos que el responsable sea directamente sorprendido dañando
a la víctima.


El trastorno facticio por poderes es un diagnostico que se debe tener presente y la
sospecha se sustenta en una historia que muchas veces no concuerda con la clínica. Los
médicos de atención primaria tienen un rol fundamental en el diagnostico, dado que
poseen acceso al entorno y la historia clínica del paciente y su familia

Jazmine Lopez. Psicóloga Forense y Judicial