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TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA Y BULLYING

Antes de abordar la temática en cuestión, es importante delimitar los conceptos de trastorno del espectro autista y bullying:

Por lo que respecta al trastorno del espectro autista (TEA), según estudios realizados alrededor del mundo, se estima que 1/100 menores están diagnosticados con dicho trastorno (Zeidan et al., 2022). Cabe decir que se considera un trastorno del neurodesarrollo que se expresa en distintos grados de afectación (González Alba et al., 2019) y se caracteriza, en términos generales, por los siguientes aspectos (American Psychiatric Association, 2013):

  • Deficiencias en la interacción y comunicación social: Las personas con dichas particularidades pueden tener dificultades para ajustar el comportamiento en distintos contextos sociales, no suelen iniciar las interacciones con los demás, presentan deficiencias en la comprensión, entre otras.
  • Presencia de patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades: Estos pueden reflejarse en la inflexibilidad de sus rutinas o patrones de comportamiento, intereses restringidos, hipo o hipersensibilidad a estímulos sensoriales, etc.
  • Comorbilidad con diversos trastornos: El TEA puede cursar con deterioro intelectual, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno del desarrollo de la coordinación, trastorno de la conducta alimentaria, trastorno de ansiedad y trastorno depresivo. Cabe añadir que pueden aparecer dificultades de aprendizaje, alteraciones del lenguaje y del sueño. Además, es probable que se den afecciones médicas como crisis epilépticas y problemas gastrointestinales. 

En cuanto al bullying o acoso escolar, sucede cuando un/a alumno/a es violentado/a y tratado/a de forma denigrante por uno/a o varios/as compañeros/as (existe intencionalidad), lo cual sucede repetida y prolongadamente en el tiempo (De la Rasilla Ramírez, 2022). Dichas prácticas suelen ser insultos y burlas, amenazas e intimidaciones, agresiones físicas y un aislamiento o exclusión social del/de la menor (González Alba et al., 2019).

Cabe decir que se establece una relación asimétrica de poder entre los/as implicados/as, dónde la persona victimizada se encuentra en una posición de vulnerabilidad ante estas prácticas (Castillo-Pulido, 2011). 

Pasando a la problemática en sí, es importante tener presente que el acoso escolar infringido a alumnos/as con Trastorno del Espectro Autista ha aumentado en los últimos años, de hecho, según diversos estudios realizados alrededor del mundo, estar diagnosticado con TEA aumenta la probabilidad de sufrir bullying (Humphrey y Hebron, 2015), concretamente, hace que sea de 4 a 10 veces mayor que para el resto (De la Rasilla Ramírez, 2022). La razón de dichos datos se explica por lo siguiente: estos/as menores poseen ciertas características distintivas, las cuales suelen ser percibidas como diferentes y extrañas por los/as demás, lo que supone que acaben siendo el objetivo de burlas, agresiones, entre otros aspectos. En definitiva, las particularidades que presentan hacen que sean más vulnerables a ser victimizados/as (Falla y Ortega-Ruiz, 2019). 

No debemos olvidar que, dado que las personas con TEA presentan rasgos particulares, su forma de interpretar el mundo, la gestión de las experiencias estresantes/traumáticas y la regulación de sus emociones es distinta al resto (Humphrey y Hebron, 2015). Así pues, en este caso en concreto, entre las consecuencias a corto y largo plazo que acarrea sufrir bullying, se encuentra un mayor riesgo a desarrollar:

  • Problemas de salud, psicosociales y en el funcionamiento académico, lo cual se expresa como alteraciones en el apetito y alimentación, carencias de tareas de autocuidado, mayor dificultad para relacionarse con los demás y afectación del rendimiento escolar (De la Rasilla Ramírez, 2022).
  • Diversas psicopatologías, como trastorno de estrés postraumático, trastorno depresivo y trastornos de ansiedad, concretamente, el trastorno de pánico y el trastorno de ansiedad social o fobia social (Hoover, 2015). Así pues, el/la menor puede experimentar sintomatología ansiosa y depresiva, desarrollar una tendencia al aislamiento social y una baja autoestima, además de tratar de autolesionarse, presentar ideaciones suicidas y realizar tentativas (Castillo-Pulido, 2011).
  • Consumo de tabaco, alcohol y substancias psicoactivas (Moore et al., 2017). 

En definitiva, dado que las personas con trastorno del espectro autista presentan un mayor riesgo a sufrir bullying, lo cual puede suponer el desarrollo de ciertas alteraciones y problemáticas a nivel cognitivo, conductual y social, nos encontramos ante la necesidad de prevenir y abordar la problemática de forma integral, con la intervención y coordinación de profesionales de distintos ámbitos (médicos/as, psicólogos/as, pedagogos/as, profesores/as, etc.), familias, amigos/as y la población en general (Lendínez Extremera, 2017).

Referencias Bibliográficas:


American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-5 (5th ed.). Washington, D.C.: American Psychiatric Publishing.

Castillo-Pulido, L.E. (2011). El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores. Magis. Revista Internacional de Investigación en Educación, 4(8), 415-428. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4435188

De la Rasilla Ramírez, A. (2022). Análisis bibliométrico y temático sobre el Trastorno del Espectro Autista y el acoso escolar. Revista de Discapacidad, Clínica y Neurociencias, 9(1), 31-42. https://doi.org/10.14198/DCN.22330

Falla, D. y Ortega-Ruiz, R. (2019). Los escolares diagnosticados con trastorno del espectro autista y víctimas de acoso escolar: una revisión sistemática. Psicología Educativa, 25(2), 77-90. https://doi.org/10.5093/psed2019a6

González Alba, B., Cortés González, P. y Mañas Olmo, M. (2019). Acoso escolar en personas con trastorno del espectro autista en la provincia de Málaga. Revista de estudios y experiencias en educación, 18(38), 55-69. https://dx.doi.org/10.21703/rexe.20191838gonzalez4

Hoover, D. W. (2015). The Effects of Psychological Trauma on Children with Autism

Spectrum Disorders: a Research Review. Review Journal of Autism and Developmental Disorders, 2(1), 287–299. https://doi.org/10.1007/s40489-015-0052-y

Humphrey, N. y Hebron, E. (2015). Bullying of children and adolescents with autism spectrum conditions: a ‘state of the field’ review. International Journal of Inclusive Education, 19(8), 845-862. https://doi.org/10.1080/13603116.2014.981602

Lendínez Extremera, M. (2017). Acoso y maltrato en el autismo. Revista Internacional de Apoyo a la Inclusión, Logopedia, Sociedad y Multiculturalidad, 3(1), 166-182. https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/riai/article/view/4261

Moore, S. E., Norman, R. E., Suetani, S., Thomas, H. J., Sly, P. D. y Scott, J. G. (2017). Consequences of bullying victimization in childhood and adolescence: A systematic review and meta-analysis. World Journal of Psychiatry, 7(1), 60–76. https://doi.org/ 10.5498/wjp.v7.i1.60

Zeidan, J., Fombonne, E., Scorah, J., Ibrahim, A., Durkin, M.S., Saxena, S., Yusuf, A., Shih, A. y Elsabbagh, M. (2022). Global prevalence of autism: A systematic review update. Autism Research, 15(5), 778-790. https://doi.org/10.1002/aur.2696

Kora Nevado, Psicóloga Forense