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Conductas regresivas en abuso infantil

Niño con juguetes sentado apenado al lado de la ventana

La regresión en niños consiste en “regresar” a una etapa posterior, actuar como antes. Por ejemplo, un niño puede haber aprendido a gestionar mejor su ira y no tener tantas rabietas pero de repente comienza de nuevo una etapa de rabietas, o había aprendido a dormir solo y ahora se ha vuelto más dependiente, dificultades para comer….etc. También puede haber aprendido a vestirse y de repente pierde habilidades en ello por ejemplo. En general implica que el niño muestra cambios en el comportamiento y parece que haya retrocedido ¿Por qué ocurre? ¿Estas conductas regresivas tienen relación con el abuso infantil?

¿Por qué ocurren las conductas regresivas?

Principalmente esto se debe al estrés infantil. Es muy común la regresión infantil y no tiene por qué ser un problema. El estrés infantil puede deberse a que va a comenzar por primera vez el colegio, o que va a tener un hermano pequeño…etc. Pero también puede ser estrés generado por discusiones que percibe en sus cuidadores, o situaciones de violencia. Por ello es importante indagar en la causa del estrés para poder evaluar si la situación es preocupante o no. Sobre lo que más conocimiento hay actualmente es sobre la encopresis y enuresis

Conductas regresivas y abuso infantil

En el manual formativo para profesionales del sector educativo en detección y notificación de la violencia sexual contra la infancia de Save the Children aparecen diferentes indicadores de violencia sexual. Dentro de los indicadores físicos inespecíficos se encuentran las conductas regresivas como la enuresis, encopresis de niños que ya habían conseguido el control de esfínteres, chuparse el dedo…etc. La enuresis secundaria se define como la emisión involuntaria e inconsciente de orina después de que ya se haya conseguido su control, normalmente nocturna y la encopresis secundaria como la incontinencia de materia fecal después de haber aprendido su control. 

De hecho, ya en 1993 en un estudio sobre abuso sexual materno a niños se nombraba que una característica típica de niños que habían sido abusados era cambios físicos y conductuales, incluidos la enuresis y encopresis secundaria. También conductas regresivas en general.  Pese al tiempo que ha pasado desde 1993, se ha observado y recogido en diferentes artículos. 

Evidencias

En diferentes guías para la atención del abuso sexual infantil, aparecen como manifestaciones a corto y mediano plazo del abuso sexual infantil en niños y adolescentes la enuresis y encopresis. De hecho, en un estudio de 2014, se vio que la enuresis aumentó en niños con denuncias de abuso sexual en comparación con la población general y normativa de niños. La encopresis también se vio presente pero no se vio mucha diferencia respecto a la población general. 

También, en tiempos de confinamiento por la pandemia en los que se dejó en segundo plano y agravó las situaciones de violencia en el hogar, se habla de conductas regresivas y dificultad para el control de esfínteres cuando ya se había logrado en el pasado, como señales de abuso sexual infantil. 

Pese a toda esta información cabe decir que esta relación con la enuresis y encopresis no tiene por qué darse con el abuso sexual específico. en 2022 se hizo un estudio que obtuvo como resultados que la encopresis era siete veces más alta en niños maltratados y abandonados psicológicamente, mientras que la enuresis se encontraba asociada con el abuso sexual y físico

Conductas regresivas en abuso infantil más allá de la encopresis y enuresis

Es difícil operacionalizar las conductas regresivas de forma estricta ya que va a depender de cada caso personal cómo se van a manifestar, ya que son cambios y retrocesos de niños particulares. Por lo que en muchos casos, lo que ocurren son consecuencias negativas, que llevan a retroceder a los niños. Por ejemplo, en una revisión sistemática de 2022 sobre el sueño y abuso sexual, la mayoría de los estudios (88%) obtuvieron que había una asociación importante entre abuso sexual infantil y el sueño; dificultad para dormir, pesadillas…etc. Esta problemática en un niño se puede traducir en un retroceso a “dormir con mamá” por las pesadillas.

De hecho, las consecuencias respecto al sueño es algo muy frecuente. También pueden darse cambios en la alimentación, problemas en habilidades sociales y cambios conductuales en general que, como consecuencia, producen un retroceso.

¿Para qué hablar de ello?

Como ya he dicho al inicio, las conductas regresivas no tienen por qué implicar un problema, pero sí es recomendable profundizar y observar para, en el caso de que esté ocurriendo una situación de abuso infantil, poder ver las señales e intervenir. 

Es importante hablar e informar sobre temáticas más invisibles de la victimología tanto a personas que no se dedican a la psicología, como a los psicólogos educativos, sanitarios/clínicos y forenses para poder dar una respuesta mucho más rápida y efectiva a situaciones de violencia. En EPERIT hay un esfuerzo constante por estar actualizado, lo que lleva a una mejor calidad de trabajo en los peritajes, supervisiones, contraperitajes y terapia. También se hace formación y prácticas

Si quieres saber más sobre temáticas de victimología y forense, en redes sociales y en el blog siempre estamos activos. 

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación, con formación especializada en violencia de género y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

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Qué es la disociación en psicología

Enchufe de una lámpara con forma de corazón que simboliza la conexión con las emociones

La disociación es un fenómeno complejo y curioso en psicología sobre el que se ha investigado mucho. No tiene por qué ser un problema, la disociación puede ser experimentada por cualquiera y no tiene por qué ser patológico, pero puede llegar a serlo, además de que sí se ha visto relacionado con ciertas situaciones características.

La disociación, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 se define como interrupción o falta de continuidad en la integración de la conciencia, la memoria, la identidad, la percepción, la emoción, la identidad corporal y el comportamiento. Esta definición puede parecer ambigua o extraña para personas no familiarizadas con la psicología o que no han experimentado la disociación. Por ello vamos a profundizar más sobre el tema. 

Disociación y conversión

En la literatura científica se ve relacionado la disociación con la conversión. Según el DSM-5, el trastorno de conversión pertenece a la categoría de trastornos de síntomas somáticos. El fenómeno de la conversión ocurre cuando hay alguna alteración neurológica (motora o sensitiva) que no se explica por pruebas médicas, sino que debe haber una causa psicológica subyacente. Ocurre lo mismo con la somatización; síntomas físicos que no tienen una explicación “médica” sino psicológica”. 

¿Para qué toda esta información? Para entender que hay dos tipos de disociación; disociación psicoforme (es decir disociación más psicológica) y la disociación somatomorfa (más relacionado con la somatización y conversión). La disociación más psicológica se compone por la alteración de la identidad, amnesia, despersonalización y desrealización. Y el otro tipo de disociación se refiere a la alteración de la experiencia más física como analgesia visual, síntomas de dolor o pérdida de conocimiento que no puede explicarse médicamente. La más común y los síntomas más comunes son los síntomas psicológicos. Dicho esto, pasemos a más conceptos. 

Trastornos disociativos

La disociación en la mayoría de los casos es transitoria, pero en ciertos casos puede mantenerse constante respecto a un suceso o una época del pasado y/o genera un malestar importante y afecta a la vida de las personas. En ese caso hablamos de trastorno, porque se ha vuelto algo problemático:

  • Despersonalización: Esto se caracteriza por experiencias de irrealidad, distanciamiento de sí mismo o de ser un observador externo respecto a los pensamientos, sentimientos, el cuerpo, acciones de uno mismo… Es decir, sentirse ajeno a uno mismo, verse a uno mismo como si fuera otra persona, como verse en tercera persona. De nuevo esto puede darse de forma transitoria y no ser problemático o puede considerarse un trastorno y ser más problemático. 
  • Desrealización: Experiencias de irrealidad o distanciamiento respecto al entorno. Lo mismo que la despersonalización pero con el entorno. Personas que han pasado por esto lo reflejan diciendo “Es como que lo veía como si fuera una película, como si no fuera real”, como si la persona estuviera al otro lado de un cristal, distanciada de la realidad. Pese a esto, tanto en despersonalización como desrealización, la persona es consciente de la realidad, o sea la persona “siente como si no fuera real” pero sabe que es real.
  • Amnesia disociativa: Es la incapacidad de recordar información autobiográfica importante, normalmente de naturaleza traumática o estresante. No hay una razón biológica para esa falta de memoria y tampoco se corresponde con el olvido normal. Hay diferentes tipos de amnesia. 
  • Trastorno de identidad disociativo: Es un trastorno muy poco común y es lo que se conoce coloquialmente como “Trastorno de personalidad múltiple”. La alteración de la identidad se vuelve muy significativa llegando a crearse dos o más estados de personalidad bien definidos.  La identidad unitaria se rompe y en la persona conviven dos o más “personalidades” y mientras está presente una, luego hay lapsus de memoria. Se podría entender este trastorno como que seguramente empezó como despersonalización y se fue agravando hasta llegar a fragmentarse del todo la identidad unitaria de la persona. 

¿Por qué ocurre la disociación?

La disociación, somatización y conversión tienen orígenes del psicoanálisis. Esta corriente sugería que los síntomas físicos que no se atribuían a una causa orgánica tenían su origen en emociones y traumas reprimidos. Janet (1886) habló de la disociación como un mecanismo de defensa para afrontar situaciones muy traumáticas. 

Actualmente, las investigaciones muestran que los sucesos traumáticos al inicio causan fuertes sensaciones negativas y dolor que cuando superan cierto umbral, provocan disociación. Y conforme aumenta la intensidad de la disociación, alcanza a la misma vez un umbral y las sensaciones negativas disminuyen. Por lo que la disociación facilita la supervivencia y sí se podría entender como un mecanismo de defensa. 

Como dijo Anabel González, psiquiatra y psicoterapeuta, doctora en Medicina y especialista en Criminología por sus redes sociales, la disociación se puede entender como cuando saltan los plomos. Se produce una sobrecarga y para evitar un incendio y un accidente, saltan los plomos para reiniciar de nuevo sin peligro. La disociación en una situación ocurre de forma similar, cuando una persona se encuentra frente a una situación fuertemente traumática y abrumadora complicada de procesar, se disocia, se separa, “se apaga”. Idealmente esto debe ocurrir temporalmente, para luego volver a reconectar y procesar la situación. 

Sin embargo, aunque el trauma está fuertemente relacionado con la disociación, muchas personas víctimas de situaciones traumáticas no experimentan disociación. Siempre hay diferentes variables que influyen.

Consecuencias de la disociación

La disociación, aunque es un mecanismo de protección e involuntario, también puede producir consecuencias negativas, a medio y a largo plazo. 

Se ha visto que mientras hay disociación, las capacidades cognitivas se ven alteradas, ya que interrumpe el procesamiento de la información, el aprendizaje y la memoria. Por lo que si la disociación es transitoria, el deterioro de éstas será transitorio pero si se persiste, el deterioro cognitivo también.

 La disociación también se ha visto asociada con conductas de violencia autodirigidas, es decir, autolesiones y comportamiento suicida. 

Además, la disociación, ante un fuerte malestar, no permite el funcionamiento de los sistemas que regulan el estrés y las emociones, por lo que resulta incapacitante. La persona en este caso no sabría gestionar las emociones intensas ni distinguir situaciones amenazantes de las seguras. La desconexión con uno mismo en muchos casos genera confusión y agitación.

Por otra parte, los síntomas disociativos afectan a la gravedad de diferentes trastornos. Se ha visto asociado negativamente con:

  • El funcionamiento ejecutivo en el Trastorno Límite de la Personalidad. 
  • El desempeño neurológico en la depresión.
  • El número de atracones en trastornos alimentarios.
  • La alexitimia en trastornos de pánico.
  • La ansiedad y depresión en el TOC. 
  • El estrés crónico agudo. 
  • Procesos fisiológicos como el sueño. 

Además, también afecta a los resultados terapéuticos. La disociación se ha visto relacionada con la falta de respuesta en los tratamientos psicológicos del TEPT, TOC y Trastornos de pánico. Esto posiblemente se deba a la desconexión que hay con las emociones y los pensamientos que impiden procesar debidamente la información en terapia. 

Disociación y ámbito forense

En el ámbito forense una demanda habitual por parte del juez al perito es que se evalúe la credibilidad de testimonio de la víctima, o también secuelas. Puede ocurrir que al acudir a la entrevista, la víctima no muestre el comportamiento “habitual” o “prototípico” de una víctima. Por ejemplo, que cuente lo ocurrido con indiferencia, incluso riéndose o de forma extraña. También puede ser que no se acuerde o que muestre mucha confusión al respecto. 

Esta situación puede hacer creer al juez, abogados e incluso al propio perito de que está mintiendo, pero cabe la posibilidad de que la víctima esté disociada. Por lo que es necesario que el perito tenga una gran formación y amplios conocimientos sobre disociación, TEPT, TEPT complejo.. etc, para evaluar el estado psicológico de la víctima. Porque posiblemente esa persona sí está contando la verdad, pero está siendo cuestionada sin fundamento debido a la incompetencia de los profesionales. 

EPERIT

La disociación es un tema complejo y amplio y toda esta información no es toda la que se tiene. Los profesionales de EPERIT están formados en psicología forense y victimología, además de en trauma. De hecho, en la academia de EPERIT, hay un curso de acceso restringido a estudiantes de psicología y profesionales sobre el TEPT complejo. También hay más cursos de temática forense de acceso libre. El equipo EPERIT está conformado por profesionales muy formados en victimología y psicología jurídica y forense y que además de la formación, hacen peritajes, supervisiones, contrainformes y terapia. Podemos ayudarte.

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

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Lieberman, A., Robison, M., Wonderlich, S. A., Crosby, R. D., Mitchell, J. E., Crow, S. J., Peterson, C. B., Le Grange, D., Bardone-Cone, A. M., Kolden, G., y Joiner, T. E. (2023, agosto). Self-hate, dissociation, and suicidal behavior in bulimia nervosa. Journal of Affective Disorders, 335, 44-48. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.jad.2023.05.015 

Lyssenko, L., Schmahl, C., Bockhacker, L., Vonderlin, R., Bohus, M., y Kleindienst, N. (2017, septiembre). Dissociation in Psychiatric Disorders: A Meta-Analysis of Studies Using the Dissociative Experiences Scale. The American journal of psychiatry, 175(1), 37-46. Pubmed. 10.1176/appi.ajp.2017.17010025 

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Edad de consentimiento en España

Dos bocas a punto de darse un beso consentido

La edad de consentimiento en España en 2015 subió 3 años, de los 13 a los 16 años. Por lo que actualmente el consentimiento de un menor de 16 años no es válido. También se considera agresión sexual si la persona está privada de sentido por alguna patología mental. O de igual forma cuando se anula la voluntad de la víctima usando drogas o fármacos. Pero, todo esto, ¿Es realmente así?

Excepciones del consentimiento en España

La realidad sobre la edad de consentimiento en España no es tan simple como se plantea en la ley y hay ciertas situaciones a tener en cuenta. Cuando el menor tenga menos de 16 años y mantenga relaciones sexuales con otra persona que no se aleje en edad ni en madurez psicológica, no se considerará agresión ni abuso sexual. Mientras haya consentimiento

Por otra parte, antes de la Ley Sí es Sí, en el BOE se recogía un tipo especial de abuso sexual. Cuando la persona tenía mas de 16 pero menos de 18 y mantenía relaciones sexuales con una persona que utiliza el engaño o su posición de poder, autoridad o confianza.

Papel del psicólogo forense

El perito forense va a tener un papel fundamental en los casos anteriormente nombrados que se encuentran en lagunas legales. En el caso de un menor de 15 años con otra persona mayor que él, el perito debe evaluar la madurez psicológica y sexual de ambos. Y finalmente, concluir si realmente ha habido agresión sexual o no. 

En segundo lugar, tras la Ley Sí es Sí que entró en vigor en octubre de 2022, ese tipo especial de abuso sexual se ha eliminado. De igual manera, esa Ley ha eliminado las diferencias entre abuso sexual y agresión sexual. Por lo que ahora todo contacto sexual sin consentimiento se considera agresión sexual.

Aunque teóricamente no se recoja en la Ley de la misma forma que antes, abusar de poder, de autoridad o de confianza para mantener relaciones sexuales sigue siendo delito independientemente de la edad. Un perito forense, puede evaluar la madurez psicológica y sexual en el segundo caso mencionado anteriormente. Es decir, en el caso de que un menor de 16 años haya sido abusado por una persona que ha hecho uso de poder y confianza para aprovecharse de ese menor. Y concluir si ese menor era consciente y eligió libremente mantener relaciones sexuales o si fue por la influencia y manipulación del adulto. 

Consentimiento y agresiones sexuales

Las agresiones sexuales ocurren de forma más compleja de lo que se piensa. No siempre ocurre con violencia o con un “no” explícito de la persona agredida. Si estás pasando o conoces a alguien que está pasando por una situación sospechosa de abuso, desde la psicología forense se puede demostrar el abuso y el daño sufrido. No tiene por qué haber secuelas físicas visibles o que haya habido violencia. Incluso si una situación compleja que no se encuentra recogida directamente en la Ley. EPERIT es un equipo especializado en psicología forense y victimología que hace informes periciales y también terapia. Además, también hace formaciones sobre diferentes temáticas forenses y victimológicas.

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Consulta los cambios legislativos con la Ley Sí es Sí aquí y aquí. Consulta el BOE aquí.

Inmovilidad tónica

Mujer intenta salir de su situación metáfora

Hay diferentes factores que influyen en el desarrollo de trauma y del trastorno por estrés postraumático. Uno de esos factores son las reacciones defensivas. De hecho, en animales hay mucha literatura científica sobre todo el proceso defensivo que incluye diferentes acciones, la inmovilidad tónica es una de las reacciones defensivas. Sin embargo, el estudio de las reacciones defensivas ante eventos traumáticos en humanos no es muy amplio.

¿Qué es la inmovilidad tónica?

La inmovilidad tónica es una respuesta de defensa que se ve en todas las especies. Es una respuesta adaptativa e involuntaria que se basa en una fuerte inhibición motora aunque reversible con rigidez muscular, vocalización suprimida, temblores y momentos con cierre de ojos de forma intermitente. También se caracteriza por la analgesia (desaparición del dolor) pero con la conciencia del entorno intacta.

Se diferencia de la congelación en que en la congelación, ocurre al principio del peligro, el animal está vigilante y receptivo, preparándose para la acción. En cambio, en la inmovilidad tónica ocurre cuando no hay ninguna otra opción, no hay respuesta al estímulo y se observa flexibilidad cérea (síntoma de la catatonia, los miembros del cuerpo se mantienen en posturas forzadas) y analgesia como se ha dicho anteriormente.

¿Cuándo ocurre?

Ante una situación de peligro con un depredador, si es posible escapar, el animal huirá. Pero si el depredador se acerca, se pasa al ataque defensivo. En cambio, cuando no hay ruta de escape y el depredador está muy cerca la mejor opción es la inmovilidad tónica.

Es por ello que la inmovilidad tónica aparece ante situaciones de miedo extremo que se perciben como inevitables y donde ya no hay más opciones de defensa. 

De hecho, tanto en vertebrados como en invertebrados, en interacciones de presa y depredador la inmovilidad tónica ayuda a la supervivencia porque el depredador pierde el interés. Y también ayuda a reducir la violencia continúa.

Inmovilidad tónica en humanos.

A finales de la década de los 70 se habló por primera vez de que la parálisis y supresión de la vocalización que transmitían las víctimas de agresiones sexuales eran inmovilidad tónica en humanos. Datos no muy actualizados muestran que la prevalencia de inmovilidad tónica en víctimas de agresiones sexuales se encuentra entre un 37-52%. Es un síntoma frecuente en agresiones sexuales pero actualmente se ha encontrado que no sólo ocurre en esas agresiones sino también en otras formas de violencia interpersonal.

Inmovilidad tónica y estrés postraumático

Los elementos peritraumáticos son los eventos que pasan antes, durante o después de un acontecimiento traumático y que influyen en el procesamiento del trauma, en el desarrollo de TEPT y en la recuperación. De hecho, la inmovilidad tónica es un factor peritraumático que influye fuertemente en el desarrollo del estrés postraumático.

Además, la inmovilidad tónica se ha visto asociada con el abuso sexual infantil y a la misma vez con la gravedad del trastorno de estrés postraumático desarrollado. De igual forma, también se ha visto asociado con la violencia en la pareja.

Además, no sólo influye en el desarrollo del TEPT sino en la recuperación de éste, es un elemento importante a tener en cuenta en la terapia.

Evidencia neurológica en humanos.

¿Realmente está demostrado neurológicamente que la inmovilidad tónica ocurre en humanos de igual forma que ocurre en animales o todo lo dicho son teorías sin fundamento? La percepción de amenaza inminente y el terror en algunos casos bloquea los circuitos neuronales corticales para el control de la acción, lo que conduce a la inmovilidad tónica, una inmovilidad involuntaria. Esto se ha conseguido demostrar este mismo año y es la evidencia clave para rechazar el mito en las violaciones de que si una mujer no lucha, no grita, no se opone y “no hay violencia” es que no ha habido agresión y realmente ha consentido.

Responsabilidad profesional

 La inmovilidad tónica genera una culpabilidad posterior en la víctima sobre por qué no luchó que afecta a su recuperación, la cual se ve agravada si además, su testimonio es cuestionado sin fundamento, por no haberse “defendido”. Todos aquellos profesionales que trabajen de manera cercana con víctimas de situaciones traumáticas tienen la responsabilidad de estar muy formados y también actualizados para poder ejercer de forma ética y adecuada. 

En EPERIT hay un esfuerzo por formarse de forma continua y estar actualizados. Eso permite dar el mejor servicio posible a aquellas personas que por desgracia se encuentran en situaciones complicadas y de victimización. De hecho, en EPERIT se realizan informes periciales, contrainformes, supervisiones periciales, terapia, formaciones y prácticas formativas por parte de profesionales con vocación y mucha formación.

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

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