EPERIT

Moobing o acoso laboral

Casi con seguridad has escuchado alguna vez el termino mobbing o acoso laboral, concepto que cobra importancia debido a la gran importancia del trabajo en nuestras vidas.

Sin embargo, no es un concepto nuevo, el conocido etnólogo Konrad Lorenz ya utilizo el término para referirse a los comportamientos agresivos que observo de ciertos grupos de animales que querían echar a un intruso o también, cuando individuos más débiles de una especie se alían entre si para atacar a individuos más fuertes. En palabras de Lorenz, una definición apropiada podría ser “el ataque de una coalición de miembros contra uno de su misma especie, por alguna diferencia, defecto o rasgo significativo”.

Por tanto, podemos considerar el termino mobbing como un fenómeno de grupo que afecta a los animales en general y que esta presente en la cultura humana. Esto se hace patente, cuando vemos, por ejemplo, en Japón, que desde la propia cultura anti individualista se alienta a presionar desde el grupo cualquier manifestación individual de los trabajadores.

Volviendo a la actualidad, una definición más moderna podría ser la propuesta por Iñaki Piñuel “ el deliberado y continuo maltrato moral y verbal que recibe un trabajador, hasta entonces valido, adecuado o incluso excelente en su desempeño, por parte de uno o varios compañeros de trabajo( incluido muy frecuentemente el propio jefe), que buscan con ello desestabilizarlo y minarlo emocionalmente con vistas a deteriorar y hacer disminuir su capacidad laboral o empleabilidad y poder eliminarlo así más fácilmente del lugar y del trabajo que ocupa en la organización”.

El mobbing no llega de repente, sino que van sucediéndose una serie de etapas:

Conflicto. Suele comenzar por algún desacuerdo o percepción de amenaza. Este conflicto no tiene porque ser real, también puede ser imaginario.

Estigmatización. En esta etapa la victima queda etiquetada de manera negativa de modo que la acaba convirtiendo en su principal característica. Esto a su vez hará que la víctima tienda a comportarse de manera patológica o con miedo, lo cual será utilizado por el agresor para justificarse.

Intervención. Una vez el trabajador queda aislado y estigmatizado, los jefes tender a buscar el problema en las características de la victima y comenzaran a verle como un trabajador problemático.

Eliminación. En muchas ocasiones, es la propia empresa ala que decide prescindir del trabajador, que les resulta molesto e incómodo.

Recibir acoso laboral por lo general tiene consecuencias en la salud mental, si bien dependen de la duración del acoso, la intensidad de la agresión y la vulnerabilidad de la víctima.

Las estadísticas son alarmantes, por tanto, saber detectarlo a tiempo ahorraría muchos problemas a los trabajadores que están sufriendo mobbing. En cualquier caso, un psicólogo forense puede ayudarte a valorar si estas sufriendo acoso laboral.

Psicología Forense. Ámbitos de aplicación. Volumen ll.

Daniel Cerro Torralba

Psicólogo forense con formación en análisis funcional de la conducta. Miembro de la Lista de Peritos del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

PSICOPATÍA VS TAP


¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?

Se describe la personalidad como “el conjunto de características o rasgos que describen o identifican el modo de ser y de comportarse habitualmente de un individuo” (Belloch Fuster, 2010).  Uno de sus puntos clave es que permanece relativamente estable a lo largo de nuestra vida, por lo que es bastante fácil predecir cómo una persona se puede comportar en un contexto o situación. Aunque es relativamente estable, lo cierto es que no es algo rígido, sino que fluctúa, y en esa fluctuación radica la normalidad. De esta forma, podemos predecir más o menos cómo una persona se puede comportar en una situación. Pero no necesariamente se comportará así, dependerá del resto de variables que actúen. Ahí esta esa fluctuación.

Por proporcionar una definición más científica, podemos decir que un trastorno de personalidad se trata de “un patrón permanente de experiencias internas y de comportamientos que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto; se trata de un fenómeno generalizado y poco flexible, estable en el tiempo, que tiene su inicio en la adolescencia o en la edad adulta temprana y que da lugar a un malestar o deterioro” (American Psychiatric Association, 2014).

¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS QUE DEFINEN A UN TRASTORNO DE PERSONALIDAD?

Algunas de las características que definen a un Trastorno de Personalidad son las siguientes:

  • Es omnipresente, rígido e inflexible. La forma de funcionar va a ser la misma en todas las situaciones en las que se encuentre la persona.
  • Dificulta adquirir nuevas habilidades o comportamientos. Justamente debido a esa inflexibilidad y rigidez, se actúa siempre de la misma forma, lo que impide ese crecimiento en términos de nuevas formas de gestión y vivencias personales.
  • Produce malestar a la persona y a su entorno.
  • No existe conciencia de enfermedad. Para la persona, esa es su forma de funcionar, y no piensa que sea inadecuada o perjudicial para ella ni para los demás.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD SEGÚN EL DSM-5.

Los Trastornos de personalidad, según el DSM-5, se clasifican en tres grupos o clústers (American Psychiatric Association, 2014), clúster A, B y C.

Dentro del clúster A se encontrarían el Trastorno Paranoide, el Trastornos Esquizoide y el Trastorno Esquizotípico. Dentro del clúster B están el Trastorno Histriónico, el Trastorno Límite, el Trastorno Antisocial y el Trastorno Narcisista. Y dentro del clúster C podemos ver el Trastorno Evitativo, el Trastorno Dependiente y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.

Hoy, nos centraremos en uno de ellos, concretamente en el Trastorno Antisocial de la Personalidad, que se encuentra como ya hemos visto dentro del clúster B.

TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD (TAP).

Se define al Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) como un patrón duradero de conductas socialmente irresponsables, que se evidencia antes de los 15 años. Se evidencia una falta de interés o preocupación por los sentimientos de los demás, carencia de remordimientos, incapacidad para aprender de la experiencia, escasa tolerancia a la frustración, irritabilidad, ausencia de culpa y tendencia al engaño, a la mentira y a la manipulación. Todo ello con el fin de obtener una ganancia secundaria (Belloch & Fernández-Álvarez, 2002; E. Caballo, 2004).

TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD VERSUS PSICOPATÍA.

A lo largo de los años, se ha considerado que el TAP y la psicopatía, son lo mismo. Sin embargo, no lo son, y así lo podemos ver en las siguientes características:

  • Es cierto que comparten algunas características de diagnóstico como pueden ser que ambos presentan desviación social, sin embargo, hay discordancias en lo referente a los componentes afectivos, emocionales e interpersonales. Se define al TAP con rasgos más conductuales como pueden ser la ambición persistente, la conducta dirigida a un objetivo, necesidad de control y dificultades en confiar en las habilidades de los demás, sin embargo, la psicopatía se suele definir con rasgos más emocionales y disposicionales, como son la incapacidad para sentir las emociones, los afectos, la vergüenza, el remordimiento, la culpa o la empatía (De Santiago et al., 2020; García-López, 2014).
  • Por otro lado, según Hare en 2003, los criterios que definen el TAP hacen mucho más énfasis en las conductas antisociales criminales (de nuevo criterios conductuales), mientras que los criterios diagnósticos de psicopatía (fundamentalmente a través de la PCL-R) hacen más énfasis en los rasgos de personalidad (De Santiago et al., 2020).
  • También se sostiene que la psicopatía va más allá del TAP, es decir, muchos rasgos del TAP son compartidos por la psicopatía, pero ésta última presenta rasgos de la esfera emocional e interpersonal que el TAP no tiene. Además, se encontró que entre un 50-80% de las personas que se encuentran en prisión están diagnosticados de TAP, pero solo entre un 15-30% de estos sujetos también presentarían diagnóstico de psicopatía. Es decir, la mayoría de los criminales con psicopatía tienen también TAP, sin embargo solo una minoría de los que tienen TAP presentan a mayores psicopatía (De Santiago et al., 2020).

En resumen, se podría decir, que son conceptos muy parecidos pero que entrañan ciertas diferencias, como que la psicopatía haría referencia más a aspectos emocionales y que se trata de un concepto que da un paso más allá del TAP.

Bibliografía.

American Psychiatric Association (Ed.). (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. American Psychiatric Publishing.

Belloch, A., & Fernández-Álvarez, H. (2002). Trastornos de la personalidad (guías de intervención).pdf. Editorial Síntesis, S.A.

Belloch Fuster, A. (2010). Tratado de trastornos de la personalidad. Síntesis.

De Santiago, J., Rovelo-Escoto, N. C., & Sánchez-Gil, L. M. (2020). La psicopatía: Un enfoque multidisciplinar. McGraw-Hill Interamericana de España.

E. Caballo, V. (2004). Manual de trastornos de la personalidad. Descripción, evaluación y tratamiento.pdf. Editorial Síntesis, S.A.

García-López, E. (2014). Psicopatologia forense comportamiento humano y tribunales de justicia. Editorial El Manual Moderno.

Paola Cosgaya Pérez

Psicóloga especializada en psicología y criminología forense, con formación en Análisis de Conducta Criminal y psicología clínica infanto-juvenil. Actualmente en formación en neuropsicología forense. Perito psicólogo de parte y perteneciente a las listas de peritos del COP de Castilla y León 2021.

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LA SIMULACIÓN EN EL CONTEXTO JUDICIAL

Uno de los problemas adicionales que nos encontramos los profesionales a diario es la simulación de síntomas o enfermedades mediante conductas intencionadas de engaño y mentira o múltiples formas de exageración distorsión de síntomas. Son conductas intencionadas, y desarrolladas por determinados individuos, con objetivos externos de fraude y búsqueda de beneficio. Según el DSM-V la característica esencial de la simulación es la
representación de síntomas físicos o psicológicos falsos o muy exagerados, motivada por incentivos externos, como evitar el servicio militar o el trabajo, obtener una compensación económica, evadir responsabilidades criminales u obtener fármacos.
Aunque la simulación no es un trastorno mental, presenta clara implicación psicológica y afecta de forma importante al tratamiento, pronóstico y evolución. La correcta determinación de la presencia de simulación puede suponer una eficiente gestión del tiempo y los recursos profesionales disponibles.
Existen tres tipos de simulación (Resnick, 1997):
· SIMULACIÓN PURA: fabricación completa de sintomatología.
· SIMULACIÓN PARCIAL: Exageración de la sintomatología preexistente o referencia al mantenimiento de síntomas que ya habían remitido.
· IMPUTACIÓN FALSA: La sintomatología es falsamente atribuida a un acontecimiento traumático.
Según Héctor González Ordi, los objetivos de la simulación en el contexto forense son:
· Evitación de condenas más severas.
· Obtención de beneficios penitenciarios. Derivación al sistema sanitario.
· Obtención de la custodia de menores.
· Obtención de beneficios económicos y materiales mediante falsas acusaciones de maltrato y violencia.
Los datos de sospecha clínica de simulación son:
· Ausencia de datos o evidencia medicamente objetivable.
· Dramatización o magnificación de síntomas.
· Presencia de beneficios colaterales a la baja laboral.
· Ausencia de colaboración o adherencia al tratamiento.
· Descripción de síntomas y mecanismos de producción inconsistentes.
A la hora de evaluar una posible simulación, debemos tener cuidado en no confundir está con el trastorno facticio, también denominado síndrome de Munchausen, el cual, se caracteriza por síntomas físicos o psicológicos fingidos o producidos intencionalmente, con el fin de asumir el papel de enfermo.
Sin embargo, generalmente no implica la consecución de recompensas externas como cobro de indemnizaciones u obtención de bajas laborales de algún tipo, por lo que se diferencia de la simulación.
Aunque, siempre debemos tener presente que podemos estar ante el caso contrario a una simulación, es decir, la acción de ocultar la enfermedad que se padece (disimulación). Puede darse en casos de reconocimientos laborales o reconocimientos para obtener permisos de conducción, evitar un internamiento involuntario, en procesos de incapacitación civil, en la evaluación de la aptitud para el desempeño de un puesto de trabajo y la capacidad contractual, en procesos para valorar la idoneidad de guarda y custodia de menores o en procesos de tutela/curatela de incapacitados (Esbec, 2012). Dentro de los cuadros clínicos más tendentes a la disimulación nos encontramos la depresión, el trastorno por ideas delirantes y el consumo de tóxicos (Delgado et al, 1994).


Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna
simulación puede durar largo tiempo (Cicerón)

Jazmine López Fernández

Psicóloga forense y judicial

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia es la capacidad de una persona para enfrentar y adaptarse a eventos traumáticos o difíciles que surgen en la vida, como la pérdida de un ser querido, un accidente de coche, una catástrofe, pérdida de empleo, una enfermedad…En definitiva, es la capacidad de superar la adversidad saliendo fortalecido.

Es considerado que tienen mayor equilibrio emocional las personas más resilientes.

La resiliencia tiene dos componentes: por una parte, la resistencia frente a la destrucción, que se traduciría en la capacidad de proteger la propia integridad. Y por otra parte, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias adversas.

Los pilares de la resiliencia o factores protectores para los seres humanos son: la autoestima, introspección, independencia, capacidad de relacionarse, iniciativa, humor, creatividad, moralidad o ética y pensamiento crítico.

La metáfora de la casita de Stefan Vanistendael explica los elementos básicos para construir la resiliencia.

Una persona resiliente es aquella que es capaz de tener un sentido de si mismo positivo, dimensiona los problemas, establece relaciones sociales constructivas, tiene sentido de esperanza frente a las dificultades, extrae aprendizaje en las situaciones de estrés, desarrolla iniciativa y se fija metas alcanzables.

Sin embargo, no se espera que todos estos elementos estén presentes en la persona, pero si es deseable que gran parte de ellas estén total o parcialmente desarrolladas.

Bibliografía

Vanistendael, S y Lecompte, J. (2004).  Resiliencia y sentido de la vida. Paidós.

Saavedra, E. (2004). El enfoque cognitivo procesal sistémico, como posibilidad de intervenir educativamente en la formación de sujetos resilientes: Estudio de casos, Tesis Doctoral. Universidad de Valladolid.

Natalia Campoy
Psicóloga Forense
Especialista en Estrés Postraumático

Trauma y TEPT

En algunas ocasiones podemos encontrarnos con situaciones complejas a lo largo de la vida, que pueden tener un impacto negativo en la salud física y psicológica, y ser consideradas como traumáticas. Algunas de estas situaciones pueden ser violencia, accidentes, muerte de familiares cercanos, catástrofes, abuso sexual…

Ante esto nuestro organismo responde para poder adaptarse y lograr una estabilidad emocional, como un mecanismo de defensa.

Es frecuente que puedan aparecer recuerdos y sueños recurrentes del suceso, tener la sensación de que se está reviviendo la experiencia, alucinaciones, episodios disociativos, produciendo malestar a todo aquello que recuerda lo vivido. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos que recuerdan el acontecimiento. Evitación a todo aquello que lo recuerde (lugar, personas, objetos), sentimiento de culpa, enfado, miedo. Problemas de sueño, irritabilidad o ira, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, sobresaltos frecuentes.

Todos estos síntomas pueden aparecer en la persona que ha vivido la situación compleja pero también pueden ser experimentados por los demás, al ser explicada o estar presente en el momento del suceso.

Los síntomas descritos son compatibles con lo que se denomina Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), pero para que exista un TEPT la situación no tiene porque ser excesivamente traumática, dependerá de cómo lo viva la persona, y será entonces cuando aparezca el trauma o no.

En general, los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables, por su limitada capacidad para gestionar estresores físicos, psicológicos y ambientales, es por eso que el impacto puede ser más significativo. Por ello, es fundamental que su núcleo familiar le proteja y le cuide, de esta manera las consecuencias serán menos complejas.

Si las situaciones estresantes son muy graves, intensas o repetidas, pueden afectar de forma más dramática, y recibe el nombre de trauma complejo.

El concepto de trauma complejo aparece debido a que se ha observado que se pueden desarrollar unos traumas cuyos síntomas no se incluyen en el TEPT, como alteraciones en las relaciones con los demás, problemas médicos, alteraciones en la autopercepción, sentido crónico de culpabilidad y responsabilidad personal…

Hasta ahora se ha utilizado trastorno de estrés postraumático extremo no especificado para hablar de este trauma complejo.

En cuanto al tratamiento del trauma, La experiencia en adultos es que la técnica de exposición, ya sea en imaginación o en vivo, es un tratamiento eficaz del TEPT. Junto con esta técnica se emplean otras como técnicas de relajación o algunas estrategias cognitivas para modificar pensamiento.  La duración del tratamiento no se puede especificar ya que depende de muchas variables, pero aproximadamente unas 8-16 sesiones de 60-90 minutos.

Bibliografía

Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2013). DSM-5. Hernández, L. Psicopatología y tratamiento del trastorno por estrés postraumático. Madrid, Ed Pirámide (2001, 2002).

Natalia Campoy
Psicóloga Forense
Especialista en Estrés Postraumático

¿Qué es la Mediación?

La mediación es un sistema de resolución de conflictos. Se trata de un procedimiento flexible, voluntario y confidencial, basado en el diálogo en el cual el objetivo es alcanzar una solución consensuada a un conflicto común entre dos partes con el mismo nivel de poder. Puede generarse la demanda del proceso una vez el caso se encuentra dentro de otro proceso judicial (mediación intrajudicial) o puede ser requerido por personas con necesidad de llegar a un acuerdo en cualquier ámbito sin ninguna vinculación con demandas judiciales iniciadas (mediación extrajudicial). El acuerdo alcanzado debe satisfacer a todas las partes, teniendo en cuenta sus necesidades e intereses.

Existen diferentes ámbitos sobre los cuales se puede aplicar la mediación (civil, familiar, comunitaria, escolar, mercantil, etcétera). 

El mediador es la persona que asiste el proceso y se trata de una figura imparcial ajena al conflicto. 

¿Qué beneficios nos aporta?

  • Restablecer la comunicación y facilitar la colaboración entre las partes.
  • Genera soluciones rápidas y ajustadas a las necesidades del caso.
  • Aumenta el grado de satisfacción y cumplimiento de los objetivos acordados o resoluciones judiciales.
  • Mejora la vivencia emocional de procesos de alta conflictividad.
  • Es más rápida y económica que un proceso judicial.
Patricia Pluvins 
Psicóloga Forense y Mediadora
Habilitada por el centro de Derecho Privado de Catalunya