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Conductas regresivas en abuso infantil

Niño con juguetes sentado apenado al lado de la ventana

La regresión en niños consiste en “regresar” a una etapa posterior, actuar como antes. Por ejemplo, un niño puede haber aprendido a gestionar mejor su ira y no tener tantas rabietas pero de repente comienza de nuevo una etapa de rabietas, o había aprendido a dormir solo y ahora se ha vuelto más dependiente, dificultades para comer….etc. También puede haber aprendido a vestirse y de repente pierde habilidades en ello por ejemplo. En general implica que el niño muestra cambios en el comportamiento y parece que haya retrocedido ¿Por qué ocurre? ¿Estas conductas regresivas tienen relación con el abuso infantil?

¿Por qué ocurren las conductas regresivas?

Principalmente esto se debe al estrés infantil. Es muy común la regresión infantil y no tiene por qué ser un problema. El estrés infantil puede deberse a que va a comenzar por primera vez el colegio, o que va a tener un hermano pequeño…etc. Pero también puede ser estrés generado por discusiones que percibe en sus cuidadores, o situaciones de violencia. Por ello es importante indagar en la causa del estrés para poder evaluar si la situación es preocupante o no. Sobre lo que más conocimiento hay actualmente es sobre la encopresis y enuresis

Conductas regresivas y abuso infantil

En el manual formativo para profesionales del sector educativo en detección y notificación de la violencia sexual contra la infancia de Save the Children aparecen diferentes indicadores de violencia sexual. Dentro de los indicadores físicos inespecíficos se encuentran las conductas regresivas como la enuresis, encopresis de niños que ya habían conseguido el control de esfínteres, chuparse el dedo…etc. La enuresis secundaria se define como la emisión involuntaria e inconsciente de orina después de que ya se haya conseguido su control, normalmente nocturna y la encopresis secundaria como la incontinencia de materia fecal después de haber aprendido su control. 

De hecho, ya en 1993 en un estudio sobre abuso sexual materno a niños se nombraba que una característica típica de niños que habían sido abusados era cambios físicos y conductuales, incluidos la enuresis y encopresis secundaria. También conductas regresivas en general.  Pese al tiempo que ha pasado desde 1993, se ha observado y recogido en diferentes artículos. 

Evidencias

En diferentes guías para la atención del abuso sexual infantil, aparecen como manifestaciones a corto y mediano plazo del abuso sexual infantil en niños y adolescentes la enuresis y encopresis. De hecho, en un estudio de 2014, se vio que la enuresis aumentó en niños con denuncias de abuso sexual en comparación con la población general y normativa de niños. La encopresis también se vio presente pero no se vio mucha diferencia respecto a la población general. 

También, en tiempos de confinamiento por la pandemia en los que se dejó en segundo plano y agravó las situaciones de violencia en el hogar, se habla de conductas regresivas y dificultad para el control de esfínteres cuando ya se había logrado en el pasado, como señales de abuso sexual infantil. 

Pese a toda esta información cabe decir que esta relación con la enuresis y encopresis no tiene por qué darse con el abuso sexual específico. en 2022 se hizo un estudio que obtuvo como resultados que la encopresis era siete veces más alta en niños maltratados y abandonados psicológicamente, mientras que la enuresis se encontraba asociada con el abuso sexual y físico

Conductas regresivas en abuso infantil más allá de la encopresis y enuresis

Es difícil operacionalizar las conductas regresivas de forma estricta ya que va a depender de cada caso personal cómo se van a manifestar, ya que son cambios y retrocesos de niños particulares. Por lo que en muchos casos, lo que ocurren son consecuencias negativas, que llevan a retroceder a los niños. Por ejemplo, en una revisión sistemática de 2022 sobre el sueño y abuso sexual, la mayoría de los estudios (88%) obtuvieron que había una asociación importante entre abuso sexual infantil y el sueño; dificultad para dormir, pesadillas…etc. Esta problemática en un niño se puede traducir en un retroceso a “dormir con mamá” por las pesadillas.

De hecho, las consecuencias respecto al sueño es algo muy frecuente. También pueden darse cambios en la alimentación, problemas en habilidades sociales y cambios conductuales en general que, como consecuencia, producen un retroceso.

¿Para qué hablar de ello?

Como ya he dicho al inicio, las conductas regresivas no tienen por qué implicar un problema, pero sí es recomendable profundizar y observar para, en el caso de que esté ocurriendo una situación de abuso infantil, poder ver las señales e intervenir. 

Es importante hablar e informar sobre temáticas más invisibles de la victimología tanto a personas que no se dedican a la psicología, como a los psicólogos educativos, sanitarios/clínicos y forenses para poder dar una respuesta mucho más rápida y efectiva a situaciones de violencia. En EPERIT hay un esfuerzo constante por estar actualizado, lo que lleva a una mejor calidad de trabajo en los peritajes, supervisiones, contraperitajes y terapia. También se hace formación y prácticas

Si quieres saber más sobre temáticas de victimología y forense, en redes sociales y en el blog siempre estamos activos. 

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación, con formación especializada en violencia de género y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

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García-Piña, C. A., Loredo-Abdalá, A., y Gómez-Jiménez, M. (2009, marzo-abril). Guía para la atención del abuso sexual infantil. Acta Pediátrica de México, 30(2), 94-103. Redalyc.

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Qué es la disociación en psicología

Enchufe de una lámpara con forma de corazón que simboliza la conexión con las emociones

La disociación es un fenómeno complejo y curioso en psicología sobre el que se ha investigado mucho. No tiene por qué ser un problema, la disociación puede ser experimentada por cualquiera y no tiene por qué ser patológico, pero puede llegar a serlo, además de que sí se ha visto relacionado con ciertas situaciones características.

La disociación, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 se define como interrupción o falta de continuidad en la integración de la conciencia, la memoria, la identidad, la percepción, la emoción, la identidad corporal y el comportamiento. Esta definición puede parecer ambigua o extraña para personas no familiarizadas con la psicología o que no han experimentado la disociación. Por ello vamos a profundizar más sobre el tema. 

Disociación y conversión

En la literatura científica se ve relacionado la disociación con la conversión. Según el DSM-5, el trastorno de conversión pertenece a la categoría de trastornos de síntomas somáticos. El fenómeno de la conversión ocurre cuando hay alguna alteración neurológica (motora o sensitiva) que no se explica por pruebas médicas, sino que debe haber una causa psicológica subyacente. Ocurre lo mismo con la somatización; síntomas físicos que no tienen una explicación “médica” sino psicológica”. 

¿Para qué toda esta información? Para entender que hay dos tipos de disociación; disociación psicoforme (es decir disociación más psicológica) y la disociación somatomorfa (más relacionado con la somatización y conversión). La disociación más psicológica se compone por la alteración de la identidad, amnesia, despersonalización y desrealización. Y el otro tipo de disociación se refiere a la alteración de la experiencia más física como analgesia visual, síntomas de dolor o pérdida de conocimiento que no puede explicarse médicamente. La más común y los síntomas más comunes son los síntomas psicológicos. Dicho esto, pasemos a más conceptos. 

Trastornos disociativos

La disociación en la mayoría de los casos es transitoria, pero en ciertos casos puede mantenerse constante respecto a un suceso o una época del pasado y/o genera un malestar importante y afecta a la vida de las personas. En ese caso hablamos de trastorno, porque se ha vuelto algo problemático:

  • Despersonalización: Esto se caracteriza por experiencias de irrealidad, distanciamiento de sí mismo o de ser un observador externo respecto a los pensamientos, sentimientos, el cuerpo, acciones de uno mismo… Es decir, sentirse ajeno a uno mismo, verse a uno mismo como si fuera otra persona, como verse en tercera persona. De nuevo esto puede darse de forma transitoria y no ser problemático o puede considerarse un trastorno y ser más problemático. 
  • Desrealización: Experiencias de irrealidad o distanciamiento respecto al entorno. Lo mismo que la despersonalización pero con el entorno. Personas que han pasado por esto lo reflejan diciendo “Es como que lo veía como si fuera una película, como si no fuera real”, como si la persona estuviera al otro lado de un cristal, distanciada de la realidad. Pese a esto, tanto en despersonalización como desrealización, la persona es consciente de la realidad, o sea la persona “siente como si no fuera real” pero sabe que es real.
  • Amnesia disociativa: Es la incapacidad de recordar información autobiográfica importante, normalmente de naturaleza traumática o estresante. No hay una razón biológica para esa falta de memoria y tampoco se corresponde con el olvido normal. Hay diferentes tipos de amnesia. 
  • Trastorno de identidad disociativo: Es un trastorno muy poco común y es lo que se conoce coloquialmente como “Trastorno de personalidad múltiple”. La alteración de la identidad se vuelve muy significativa llegando a crearse dos o más estados de personalidad bien definidos.  La identidad unitaria se rompe y en la persona conviven dos o más “personalidades” y mientras está presente una, luego hay lapsus de memoria. Se podría entender este trastorno como que seguramente empezó como despersonalización y se fue agravando hasta llegar a fragmentarse del todo la identidad unitaria de la persona. 

¿Por qué ocurre la disociación?

La disociación, somatización y conversión tienen orígenes del psicoanálisis. Esta corriente sugería que los síntomas físicos que no se atribuían a una causa orgánica tenían su origen en emociones y traumas reprimidos. Janet (1886) habló de la disociación como un mecanismo de defensa para afrontar situaciones muy traumáticas. 

Actualmente, las investigaciones muestran que los sucesos traumáticos al inicio causan fuertes sensaciones negativas y dolor que cuando superan cierto umbral, provocan disociación. Y conforme aumenta la intensidad de la disociación, alcanza a la misma vez un umbral y las sensaciones negativas disminuyen. Por lo que la disociación facilita la supervivencia y sí se podría entender como un mecanismo de defensa. 

Como dijo Anabel González, psiquiatra y psicoterapeuta, doctora en Medicina y especialista en Criminología por sus redes sociales, la disociación se puede entender como cuando saltan los plomos. Se produce una sobrecarga y para evitar un incendio y un accidente, saltan los plomos para reiniciar de nuevo sin peligro. La disociación en una situación ocurre de forma similar, cuando una persona se encuentra frente a una situación fuertemente traumática y abrumadora complicada de procesar, se disocia, se separa, “se apaga”. Idealmente esto debe ocurrir temporalmente, para luego volver a reconectar y procesar la situación. 

Sin embargo, aunque el trauma está fuertemente relacionado con la disociación, muchas personas víctimas de situaciones traumáticas no experimentan disociación. Siempre hay diferentes variables que influyen.

Consecuencias de la disociación

La disociación, aunque es un mecanismo de protección e involuntario, también puede producir consecuencias negativas, a medio y a largo plazo. 

Se ha visto que mientras hay disociación, las capacidades cognitivas se ven alteradas, ya que interrumpe el procesamiento de la información, el aprendizaje y la memoria. Por lo que si la disociación es transitoria, el deterioro de éstas será transitorio pero si se persiste, el deterioro cognitivo también.

 La disociación también se ha visto asociada con conductas de violencia autodirigidas, es decir, autolesiones y comportamiento suicida. 

Además, la disociación, ante un fuerte malestar, no permite el funcionamiento de los sistemas que regulan el estrés y las emociones, por lo que resulta incapacitante. La persona en este caso no sabría gestionar las emociones intensas ni distinguir situaciones amenazantes de las seguras. La desconexión con uno mismo en muchos casos genera confusión y agitación.

Por otra parte, los síntomas disociativos afectan a la gravedad de diferentes trastornos. Se ha visto asociado negativamente con:

  • El funcionamiento ejecutivo en el Trastorno Límite de la Personalidad. 
  • El desempeño neurológico en la depresión.
  • El número de atracones en trastornos alimentarios.
  • La alexitimia en trastornos de pánico.
  • La ansiedad y depresión en el TOC. 
  • El estrés crónico agudo. 
  • Procesos fisiológicos como el sueño. 

Además, también afecta a los resultados terapéuticos. La disociación se ha visto relacionada con la falta de respuesta en los tratamientos psicológicos del TEPT, TOC y Trastornos de pánico. Esto posiblemente se deba a la desconexión que hay con las emociones y los pensamientos que impiden procesar debidamente la información en terapia. 

Disociación y ámbito forense

En el ámbito forense una demanda habitual por parte del juez al perito es que se evalúe la credibilidad de testimonio de la víctima, o también secuelas. Puede ocurrir que al acudir a la entrevista, la víctima no muestre el comportamiento “habitual” o “prototípico” de una víctima. Por ejemplo, que cuente lo ocurrido con indiferencia, incluso riéndose o de forma extraña. También puede ser que no se acuerde o que muestre mucha confusión al respecto. 

Esta situación puede hacer creer al juez, abogados e incluso al propio perito de que está mintiendo, pero cabe la posibilidad de que la víctima esté disociada. Por lo que es necesario que el perito tenga una gran formación y amplios conocimientos sobre disociación, TEPT, TEPT complejo.. etc, para evaluar el estado psicológico de la víctima. Porque posiblemente esa persona sí está contando la verdad, pero está siendo cuestionada sin fundamento debido a la incompetencia de los profesionales. 

EPERIT

La disociación es un tema complejo y amplio y toda esta información no es toda la que se tiene. Los profesionales de EPERIT están formados en psicología forense y victimología, además de en trauma. De hecho, en la academia de EPERIT, hay un curso de acceso restringido a estudiantes de psicología y profesionales sobre el TEPT complejo. También hay más cursos de temática forense de acceso libre. El equipo EPERIT está conformado por profesionales muy formados en victimología y psicología jurídica y forense y que además de la formación, hacen peritajes, supervisiones, contrainformes y terapia. Podemos ayudarte.

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

Alexis, V., Géraldine, T., David, C., Camille, R., y  Wissam, E.-H. (2023, septiembre). Association between cognitive impairments and dissociation: A PRISMA systematic review. European Journal of Trauma and Dissociation, 7(3). Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.ejtd.2023.100341 

American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (Quinta edición ed., Vol. 5). Editorial medica panamericana.

Anderson, K., Hillman, S., Zhong, W., y Cross, R. (2023, septiembre). Exploring looked-after adolescents’ reports of their dissociative experiences. European Journal of Trauma and Dissociation, 7(3). Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.ejtd.2023.100334 

Danböck, S. K., Franke, L. K., Miedl, S. F., Liedlgruber, M., Bürkner, P. C., y Wilhelm, F. H. (2023, mayo). Experimental induction of peritraumatic dissociation: The role of negative affect and pain and their psychophysiological and neural correlates. Behaviour Research and Therapy, 164. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.brat.2023.104289

Lieberman, A., Robison, M., Wonderlich, S. A., Crosby, R. D., Mitchell, J. E., Crow, S. J., Peterson, C. B., Le Grange, D., Bardone-Cone, A. M., Kolden, G., y Joiner, T. E. (2023, agosto). Self-hate, dissociation, and suicidal behavior in bulimia nervosa. Journal of Affective Disorders, 335, 44-48. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.jad.2023.05.015 

Lyssenko, L., Schmahl, C., Bockhacker, L., Vonderlin, R., Bohus, M., y Kleindienst, N. (2017, septiembre). Dissociation in Psychiatric Disorders: A Meta-Analysis of Studies Using the Dissociative Experiences Scale. The American journal of psychiatry, 175(1), 37-46. Pubmed. 10.1176/appi.ajp.2017.17010025 

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Inmovilidad tónica

Mujer intenta salir de su situación metáfora

Hay diferentes factores que influyen en el desarrollo de trauma y del trastorno por estrés postraumático. Uno de esos factores son las reacciones defensivas. De hecho, en animales hay mucha literatura científica sobre todo el proceso defensivo que incluye diferentes acciones, la inmovilidad tónica es una de las reacciones defensivas. Sin embargo, el estudio de las reacciones defensivas ante eventos traumáticos en humanos no es muy amplio.

¿Qué es la inmovilidad tónica?

La inmovilidad tónica es una respuesta de defensa que se ve en todas las especies. Es una respuesta adaptativa e involuntaria que se basa en una fuerte inhibición motora aunque reversible con rigidez muscular, vocalización suprimida, temblores y momentos con cierre de ojos de forma intermitente. También se caracteriza por la analgesia (desaparición del dolor) pero con la conciencia del entorno intacta.

Se diferencia de la congelación en que en la congelación, ocurre al principio del peligro, el animal está vigilante y receptivo, preparándose para la acción. En cambio, en la inmovilidad tónica ocurre cuando no hay ninguna otra opción, no hay respuesta al estímulo y se observa flexibilidad cérea (síntoma de la catatonia, los miembros del cuerpo se mantienen en posturas forzadas) y analgesia como se ha dicho anteriormente.

¿Cuándo ocurre?

Ante una situación de peligro con un depredador, si es posible escapar, el animal huirá. Pero si el depredador se acerca, se pasa al ataque defensivo. En cambio, cuando no hay ruta de escape y el depredador está muy cerca la mejor opción es la inmovilidad tónica.

Es por ello que la inmovilidad tónica aparece ante situaciones de miedo extremo que se perciben como inevitables y donde ya no hay más opciones de defensa. 

De hecho, tanto en vertebrados como en invertebrados, en interacciones de presa y depredador la inmovilidad tónica ayuda a la supervivencia porque el depredador pierde el interés. Y también ayuda a reducir la violencia continúa.

Inmovilidad tónica en humanos.

A finales de la década de los 70 se habló por primera vez de que la parálisis y supresión de la vocalización que transmitían las víctimas de agresiones sexuales eran inmovilidad tónica en humanos. Datos no muy actualizados muestran que la prevalencia de inmovilidad tónica en víctimas de agresiones sexuales se encuentra entre un 37-52%. Es un síntoma frecuente en agresiones sexuales pero actualmente se ha encontrado que no sólo ocurre en esas agresiones sino también en otras formas de violencia interpersonal.

Inmovilidad tónica y estrés postraumático

Los elementos peritraumáticos son los eventos que pasan antes, durante o después de un acontecimiento traumático y que influyen en el procesamiento del trauma, en el desarrollo de TEPT y en la recuperación. De hecho, la inmovilidad tónica es un factor peritraumático que influye fuertemente en el desarrollo del estrés postraumático.

Además, la inmovilidad tónica se ha visto asociada con el abuso sexual infantil y a la misma vez con la gravedad del trastorno de estrés postraumático desarrollado. De igual forma, también se ha visto asociado con la violencia en la pareja.

Además, no sólo influye en el desarrollo del TEPT sino en la recuperación de éste, es un elemento importante a tener en cuenta en la terapia.

Evidencia neurológica en humanos.

¿Realmente está demostrado neurológicamente que la inmovilidad tónica ocurre en humanos de igual forma que ocurre en animales o todo lo dicho son teorías sin fundamento? La percepción de amenaza inminente y el terror en algunos casos bloquea los circuitos neuronales corticales para el control de la acción, lo que conduce a la inmovilidad tónica, una inmovilidad involuntaria. Esto se ha conseguido demostrar este mismo año y es la evidencia clave para rechazar el mito en las violaciones de que si una mujer no lucha, no grita, no se opone y “no hay violencia” es que no ha habido agresión y realmente ha consentido.

Responsabilidad profesional

 La inmovilidad tónica genera una culpabilidad posterior en la víctima sobre por qué no luchó que afecta a su recuperación, la cual se ve agravada si además, su testimonio es cuestionado sin fundamento, por no haberse “defendido”. Todos aquellos profesionales que trabajen de manera cercana con víctimas de situaciones traumáticas tienen la responsabilidad de estar muy formados y también actualizados para poder ejercer de forma ética y adecuada. 

En EPERIT hay un esfuerzo por formarse de forma continua y estar actualizados. Eso permite dar el mejor servicio posible a aquellas personas que por desgracia se encuentran en situaciones complicadas y de victimización. De hecho, en EPERIT se realizan informes periciales, contrainformes, supervisiones periciales, terapia, formaciones y prácticas formativas por parte de profesionales con vocación y mucha formación.

Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

Bibliografía

Bøgelund Dokkedahl, S., Louison Vang, M., & Elkit, A. (2022, noviembre). Does tonic immobility mediate the effects of psychological violence on PTSD and complex PTSD? European Journal of Trauma and Dissociation, 6(4). Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.ejtd.2022.100297 

Carli, G., & Farabollini, F. (2022). Tonic immobility as a survival, adaptative response and as a recovery mechanism. Progress in brain research, 271(1), 305-329. PubMed. 10.1016/bs.pbr.2022.02.012 

Coimbra, B. M., Hoeboer, C. M., van Zuidenc, M., Williamson, R. E., D’Elia, A. T., Feijó Mello, A., Feijó Mello, M., & Off, M. (2023, junio). The relationship between tonic immobility and the development, severity, and course of posttraumatic stress disorder: Systematic and meta-analytic literature review. Journal of Anxiety Disordes, 97. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.janxdis.2023.102730 

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Hagenaars, M. A., & Hagenaars, J. A.P. (2020, marzo). Tonic immobility predicts poorer recovery from posttraumatic stress disorder. Journal of Affective Disorders, 264, 365-369. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.jad.2019.11.027 

Volchan, E., Rocha-Rego, V., Bastos, A. F., Oliveira, J. M., Franklin, C., Gleiser, S., Berger, W., Souza, G. G.L., Oliveira, L., David, I. A., Erthal, F. S., Pereira, M. G., & Figueira, I. (2017, mayo). Immobility reactions under threat: A contribution to human defensive cascade and PTSD. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 76, 29-38. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2017.01.025 

Curso de violencia de género

Poster con toda la información del curso de violencia de género

La violencia de género por desgracia es un fenómeno aún vigente alrededor del mundo. De hecho, este tipo de violencia es muy compleja y no se sabe lo suficiente sobre ello. Por lo que si te interesa el tema y quieres formarte, desde EPERIT se ofrece un curso de violencia de género: Evaluación e intervención psicológica en casos de violencia de género. Quédate para saber los detalles.

Horario del curso en violencia de género

El curso se hará de forma remota los días 15 y 22 de septiembre desde las 15:30 hasta las 20:30h. Se grabará y se podrá ver en diferido durante una semana. 

Profesorado

El curso lo impartirán tres grandes profesionales:

En primer lugar, Laura F. Asensi. Es psicóloga forense con una amplia experiencia, es profesora en la Universidad de Alicante y directora de Psicojurix. Además, es perito de oficio y privado y autora de diversas publicaciones sobre psicología jurídica y forense en violencia de género. 

En segundo lugar, Elena Flores. Es psicóloga forense, perito de oficio y privado y directora d’EPERIT. Además es investigadora predoctoral en la Universidad Miguel Hernández, tutora de prácticas y es psicóloga sanitaria especializada en victimología desde el modelo traumatogénico. 

Por último, Silvia P. Aguilar. Es psicóloga forense, perito privado y de oficio y tutora de prácticas. También es miembro de la sección de psicología jurídica del Colegio Oficial de Psicólogos y es coordinadora de programas reeducativos para penados por violencia de género. 

Contenido del curso de violencia de género

  • Conceptualizando la violencia de género. 
  • Evaluación psicológica clínico-forense.
  • Intervención con mujeres víctimas de VioGén. 
  • VioGén en adolescencia, adultez y tercera edad. 
  • Consecuencias de la violencia de género. 
  • Evaluación pericial del daño psíquico. 
  • Protocolos psicológicos forenses válidos para la evaluación de la VioGén. 
  • Pruebas psicométricas con mayor validez y fiabilidad en evaluación clínica y forense. 
  • Análisis de casos prácticos. 

Acceso e inscripción

El precio del curso es de 83 euros y son 15 horas de formación certificada en Violencia de Género. Por otra parte, al curso pueden acceder profesionales y estudiantes. Por último, para inscribirse se debe ir a al perfil de EPERIT, Laura Asensi o Silvia. Aunque por ahora hay 150 plazas para el curso, cabe la posibilidad de ampliar unas pocas si así es necesario. 

Además, en EPERIT hay más cursos certificados sobre diferentes temáticas con precios asequibles, si te interesa saber más pincha aquí. Por otra parte, también se ofrecen programas de prácticas formativas para estudiantes, que permiten conocer de primera mano cómo es trabajar en el contexto forense.

Editora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación responsable de comunicación científica en EPERIT.

Técnicas y frases en maltrato psicológico

Mujer sufriendo tapándose la boca con las manos delante de un cristal roto

El maltrato psicológico es un tipo de violencia que hace daño a la autoestima de las personas que lo sufren y afecta negativamente, generando muchas consecuencias tanto a corto plazo como a largo plazo. Por desgracia, actualmente está muy normalizado este tipo de violencia ya que muchas veces se piensa que el único maltrato es el físico. Por eso es importante conocer diferentes estrategias o frases que están muy relacionadas con el maltrato psicológico. 

Estrategias y frases de maltrato psicológico

  • Degradación: La persona trata de disminuir tu valor como persona. Ejemplos de estos puede ser tratarte como inferior, insultar, tratarte como inútil, ridiculizar o humillar, en resumen, hacerte sentir que eres menos de lo que realmente eres. 
  • Estrategias defensivas: La persona no asume su responsabilidad y tras hacer algo incorrecto/violento, lo minimiza o te responsabiliza a ti, aún incluso cuando pida disculpas, como por ejemplo con la frase: “Lo siento pero es que tu sabes ya como soy y tú aún así…” Es una frase en maltrato psicológico muy típica ya que aunque ilustra “unas disculpas” realmente está responsabilizando a la otra persona de su comportamiento, cuando realmente debería decir algo así: “Lo siento, ha estado mal cómo me he comportado, no debería haber reaccionado así”.
  • Sobrecarga de responsabilidad: Puede ocurrir en relaciones de pareja, o bien de padres a hijos o en diversas situaciones que una persona exija que otra persona se haga cargo por completo de más cosas de las que debería, como responsabilidades compartidas, o problemas que no le corresponden o que no los puede solucionar una persona solo. 
  • Distorsión de la realidad subjetiva: Se trata de distorsionar la percepción de la otra persona sobre la realidad, su juicio o incluso su memoria. Se hace tergiversando conversaciones, mentir, negar obviedades…etc. Por ejemplo: “Estás loca, estás paranoica, yo nunca dije eso, eso no pasó así, ¿En serio me estás diciendo eso?, no sé en qué mundo vives…” Estas frases en maltrato psicológico también son muy típicas. Puede tener diferentes apariencias pero el resultado es hacer dudar por completo y genera una confusión a la persona sobre diferentes aspectos que no debería dudar o son obvios. 
  • Privación: Implica disminuir la posibilidad de cumplir las necesidades básicas. Estas no son solo la alimentación o la seguridad, sino necesidades personales, sociales y laborales. Las personas somos seres sociales que necesitamos relacionarnos con personas y eso es una necesidad básica. Ejemplos de esto puede ser: Restringir las salidas, prohibir relaciones, retener en el hogar, no permitir acceso a cuentas bancarias…
  • Intimidación: Esto consiste en causar miedo, terror. Esto puede crearse a través de maltrato físico o sexual (cuando hay maltrato físico y sexual también hay psicológico) pero no solo se infunde miedo a través de lo físico, también a través de amenazas, gestos, miradas, gritos…etc. 
  • Cosificación: Esto ocurre en mujeres, y se basa en convertir a la mujer en un objeto, en una “cosa”. Básicamente es deshumanizar ya que implica una percepción de la mujer sin necesidades, sin deseos, sin capacidad para elegir. Esto es muy peligroso y aunque dicho así suena obvio, las manifestaciones de esto no son siempre tan obvias. Por ejemplo, en una relación de pareja en la que ocurre esto, tomar las decisiones de forma unilateral, ignorar lo que la mujer quiere puede ser cosificación, ya que no se percibe sus deseos o su capacidad para elegir. 

Castigos en la familia

En el contexto familiar, muchas veces está el debate de los castigos. Ya está muy comprobado que el castigo físico no es beneficioso a largo plazo ¿Pero y el resto de castigos? Es un tema amplio y controvertido, para que funcione tiene que cumplir ciertas características como que siga un programa planificado, que sea proporcionado a la conducta que se dirige el castigo y que ambas personas, la castigada como la que castiga, sepan cuál conducta es la que se pretenda cambiar…etc. La cuestión es que un castigo fruto de un momento de rabia y frustración es abuso y puede considerarse maltrato psicológico. El castigo no debería ser una forma de desahogarse, sino una opción muy planificada para cambiar ciertas conductas perjudiciales. 

Opciones para salir del maltrato psicológico

El maltrato psicológico puede ocurrir en el contexto de una relación, en familia, en el trabajo…etc. Y aunque he hablado sobre diferentes estrategias de maltrato, éstas se van a adaptar a cada contexto. Si estás pasando por una situación complicada, te recomendamos sin duda acudir a terapia, En EPERIT hacemos terapia a personas que han pasado por situaciones duras, aquí hay más información sobre ello. Pero si además se plantea la posibilidad de denunciar y de atravesar un proceso judicial, te contamos que mediante un informe forense se puede demostrar judicialmente el maltrato psicológico, en EPERIT también nos dedicamos a ello, si quieres saber más sobre ello pincha aquí. Nadie debería pasar por una situación de maltrato y el maltrato psicológico no es menos grave que el físico.

Bibliografía

Domjan, M. (2010). Principios de aprendizaje y conducta (6th ed.). WADSWORTH Cengage Learning. Capítulo 10.

Gámez-Guadix, M., Carrobles, J. A., Almendros, C., & Fernández-Alcaraz, C. (2010). Physical punishment and long term consequences: the moderating role of parental context. Procedia – Social and Behavioral Sciences, 5, 2093-2097. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.sbspro.2010.07.419

Ma, J., Han, Y., & Kang, H. R. (2022, enero). Physical punishment, physical abuse, and child behavior problems in South Korea. Child Abuse & Neglect, 123. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2021.105385

Vera Sánchez, L. J., & Alay Giler, A. (2021, abril). El maltrato en la familia como factor de riesgo de conducta antisocial en adolescentes. Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales, 6(1). Scielo. https://doi.org/10.5281/zenodo.5512717

Wilson, R. F., Afifi, T. O., Yuan, K., Lyons, B. H., Fortson, B. L., Oliver, C., Watson, A., & Self-Brown, S. (2023, enero). Child abuse-related homicides precipitated by caregiver use of harsh physical punishment. Child Abuse & Neglect, 135. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2022.105953

Curso de Intervención Psicológica en víctimas de Violencia de Género AEPSIS. Tema 1: Introducción a la violencia de género. 

Autora: Celia Gavilán Puche, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.

TERAPIA EMDR Y EL SISTEMA PAI

¿Qué es la Terapia EMDR?

La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) es un modelo psicoterapéutico que trabaja accediendo tanto a los recuerdos traumáticos como a los disparadores actuales de esos recuerdos y los reprocesa de forma adaptativa (Shapiro, 2001).

De hecho, fue descubierta de manera casual en 1987 por la psicóloga americana Francine Shapiro. Durante un paseo por el parque se dio cuenta como, mediante el movimiento de sus ojos, algunos pensamientos persistentes con naturaleza perturbadora habían desaparecido, llegando incluso a cambiar las emociones y sentimientos asociados a esos pensamientos a partir de esta estimulación bilateral. (Shapiro, 2012).

A partir de su descubrimiento, se pensó para ser utilizado en el tratamiento del estrés postraumático. De esa forma, en 1989 Shapiro realizó el primer estudio piloto que evaluaba el tratamiento en el estrés postraumático en veteranos de guerra, obteniendo los primeros efectos positivos (Shapiro, 1989).

Además de la estimulación bilateral visual, en 1990 se incorporaron otras formas de estimulación bilateral como la estimulación auditiva y la estimulación táctil (tapping) (Shapiro, 1994)

Aplicación terapia EMDR

Desde entonces, la terapia EMDR se ha convertido en una terapia empíricamente validada y recomendada por la OMS para el tratamiento del estrés postraumático (Who, 2013). Además, diferentes guías internacionales, como la Guía australiana, también la usan para el tratamiento de adultos con trastorno de estrés agudo y trastorno de estrés postraumático o la guía canadiense de práctica clínica para el manejo de la ansiedad, el estrés postraumático y los trastornos obsesivos compulsivos. (Forbes et al., 2007; Ursano et al., 2014; Katzman et al., 2014).

El modelo de procesamiento adaptativo de la información (PAI)

Por otra parte, se cree que algunos de los efectos de este tratamiento se fundamentan en la reconsolidación de la memoria y la incorporación de nueva información al rastro del recuerdo original (Shapiro & Laliotis, 2015). Es por ello que la terapia EMDR se basa en un modelo teórico propuesto por Francine Shapiro: el modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI). Se trata de un modelo que implica la recuperación de recuerdos traumáticos anteriores, para reintegrarlos en un esquema emocional y cognitivo positivo (Shapiro, 2018).

Según el modelo PAI, cada experiencia que vivimos crea redes neuronales nuevas a la vez que se integra en redes ya existentes. Sin embargo, las experiencias perturbadoras o traumáticas, pueden crear redes neuronales que no se procesan, o que se procesan de manera inadecuada y que no se integran en las preexistentes. Es decir, el recuerdo de ese evento queda congelado en la memoria y se almacena de la misma forma que se experimentó. Por lo tanto, cuando una experiencia o un recuerdo es procesado de manera inadecuada es cuando los problemas surgen, causando en el presente las mismas emociones y sensaciones que causó cuando se produjo.

Funcionamiento de EMDR en relación al sistema PAI

Debido a estas experiencias almacenadas de forma disfuncional, ocurren conductas desadaptativas o problemas psicológicos. Pero el procesamiento de estos recuerdos y su integración en redes adaptativas permitiría su cambio y reconsolidación (Hase et al.,2017; Solomon y Shapiro, 2014).

Así, mediante la estimulación bilateral, se estimularía de forma alterna el hemisferio derecho (emocional) y el hemisferio izquierdo (cognitivo) del cerebro a la vez que se activaría el sistema PAI. Mientras se activa este sistema, se estaría ayudando a procesar los recuerdos traumáticos, a descongelarlos y a asociarlos a eventos pasados y a redes de memorias sanas, dejando de lado la reexperimentación, reduciendo la sintomatología y dándole a ese recuerdo una respuesta más adaptativa en el presente.

En EPERIT hacemos este tipo de terapia. Si estás interesado en saber más sobre el servicio puede acceder aquí.

Bibliografía

Forbes, D., M. Creamer, A. Phelps, et al. 2007. Australian guidelines for the treatment of adults with acute stress disorder and post-traumatic stress disorder. Aust. N. Z. J. Psychiatry 41: 637–648. 2.

Hase, M., Balmaceda, U. M., Ostacoli, L., Liebermann, P., & Hofmann, A. (2017). The AIP Model of EMDR Therapy and Pathogenic Memories. Frontiers in psychology8, 1578. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.01578

Katzman, M.A., P. Bleau, P. Blier, et al. 2014. Canadian clinical practice guidelines for the management of anxiety, posttraumatic stress and obsessive-compulsive disorders. BMC Psychiatry 14 (Suppl. 1). https:// doi.org/10.1186/1471-244X-14-S1-S1

Shapiro F. (1994). Alternative stimuli in the use of EMD(R). Journal of behavior therapy and experimental psychiatry25(1), 89. https://doi.org/10.1016/0005-7916(94)90071-x

Shapiro, F. & Laliotis, D. (2015). EMDR therapy for trauma-related disorders. A U. Schnyder i M. Cloitre (Eds.), Evidence based treatments for trauma-related psychological

Shapiro, F. (1989). Efficacy of the Eye Movement Desensitization procedure in the treatment of traumatic memories. Journal of Traumatic Stress, 2(2), 199–223. https://doi.org/10.1002/jts.2490020207

Shapiro, F. (2001). Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR): Principios básicos, protocolos y procedimientos . Prensa Guilford.

Shapiro, F. (2012). Getting past your past: Take control of your life with self-help techniques from EMDR Therapy. Rodale Books.

Shapiro, F. (2018). Terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR): principios básicos, protocolos y procedimientos (3.ª ed.). La prensa de Guilford.

Solomon, RM y Shapiro, F. (2014). EMDR y el Modelo del Procesamiento Adaptativo de la Información Mecanismos potenciales del cambio. Revista de práctica e investigación de EMDR , 8 (3), 96E-107E.

Ursano, R.J., C. Bell, S. Eth, et al. 2004. Guideline for the treatment of patients with acute stress disorder and posttraumatic stress disorder. Am. J. Psychiatry 161: 3–31. 3.

World Medical Association (2013). World Medical Association Declaration of Helsinki: Ethical Principles for Medical Research Involving Human Subjects. Clinical Review & Education, 310(20), 2191−2194. https://www.wma.net/wp-content/uploads/2016/11/DoH-Oct2013-JAMA.pdf

Escrito por Elisa Carretero.

Editado por Celia Gavilán.

PREVALENCIA DE EXPERIENCIAS ADVERSAS Y VICTIMIZACIÓN EN PERSONAS ADULTAS CON TRASTORNO MENTAL GRAVE EN BARCELONA

Introducción

Tal como muestran diversas investigaciones, las personas con trastorno mental grave (como trastorno psicótico, bipolar, esquizofrénico, etc.) son más propensas a sufrir violencia que a ejercerla, de hecho, presentar dicha psicopatología es un factor de riesgo ante las experiencias de victimización (mayor riesgo de sufrir violencia física y sexual que la población general). En concreto, respecto a la victimización infantil, los estudios exponen que sufrir experiencias traumáticas durante la infancia aumenta el riesgo de desarrollar trastornos mentales. 

Resulta relevante destacar que la falta de información respecto a estos casos imposibilita el diseño de políticas de protección que den respuesta a las necesidades de las personas con dicho trastorno, además de que obstaculiza la comprensión del efecto que tiene vivenciar experiencias traumáticas en la manifestación de la psicopatología. Por ende, no es posible desarrollar un modelo terapéutico que integre los conocimientos mencionados en la intervención psiquiátrica de las personas con un trastorno mental grave. 

Ante esta situación, se realiza un estudio sobre una amplia diversidad de experiencias adversas y de victimización en una muestra de personas con trastorno mental grave residentes en la ciudad de Barcelona, con el objetivo de aportar nuevos datos que ayuden a comprenderlo.

Metodología y Resultados

En cuanto a la metodología, cabe decir que se realizó un estudio descriptivo, cuantitativo y transversal, para el cual se utilizó una muestra de 74 personas con trastorno mental grave, concretamente, 42 mujeres y 32 hombres de entre 21 y 68 años. Dichas personas fueron entrevistadas y se evaluaron las experiencias adversas y de victimización a partir de 26 ítems de la prueba Adverse Childhood Experiences Questionnaire (ACE-IQ), cuestionario que se amplió para incluir las vivenciadas en la edad adulta.

Tras realizar las evaluaciones pertinentes, se obtuvieron los siguientes resultados: 

  • Todas las personas entrevistadas expresaron haber vivido como mínimo dos victimizaciones a lo largo de su vida. Concretamente, las más frecuentes fueron los delitos comunes (robos, amenazas, etc.) y la victimización por parte de los cuidadores principales. Añadir que las mujeres presentaban casi 13 veces más probabilidades de sufrir victimización sexual que los hombres a lo largo de la vida.
  • Casi un 50% de las personas informaron haber sufrido más de seis formas distintas de victimización antes de los 18 años. En concreto, la más frecuente fue la perpetrada por parte de los cuidadores principales.
  • Una de cada tres personas expresó haber sido víctima de abuso sexual con contacto físico durante su infancia o adolescencia. Mayoritariamente, quien cometió el abuso fue un hombre, familiar o conocido de la víctima. Destacar que las mujeres presentaban seis veces más probabilidades de haber sufrido abuso sexual infantil con contacto físico que los hombres.
  • Las experiencias de victimización más reportadas durante la edad adulta fueron los delitos comunes y la violencia en la pareja. Añadir que las mujeres tenían más probabilidades de reportar haber sufrido discriminación y acoso que los hombres, así como cualquier forma de victimización sexual.

Conclusión

En dicha investigación se concluye que las personas con trastorno mental grave sufren múltiples experiencias adversas y de victimización a lo largo de sus vidas. Cabe añadir que dicho fenómeno es una problemática que ha recibido muy poca atención.

Resulta relevante mencionar que numerosas victimizaciones ocurren por primera vez en la edad adulta, dejando de manifiesto que es un colectivo realmente vulnerable en estas edades. Así pues, es de vital importancia diseñar programas de prevención de la violencia que se enfoquen en los colectivos con mayor riesgo.

Cabe destacar que, dadas las graves consecuencias de sufrir victimización en la infancia, la detección precoz es fundamental en la prevención y la intervención de los problemas de salud mental.

Otro aspecto a tener en cuenta es que preguntar por experiencias adversas y de victimización de manera sistematizada en los centros de salud mental, es una forma de que se tengan en consideración al diseñar una intervención integral.

Bibliografía

Bartolomé-Valenzuela, M., Pereda, N. y Guilera, G. (2023). Prevalencia de experiencias adversas y victimización en personas adultas con trastorno mental grave en Barcelona. Gaceta Sanitaria, 37(102314). https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2023.102314

Por Kora Nevado,

Psicóloga Jurídica y forense

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TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA Y BULLYING

Antes de abordar la temática en cuestión, es importante delimitar los conceptos de trastorno del espectro autista y bullying:

Por lo que respecta al trastorno del espectro autista (TEA), según estudios realizados alrededor del mundo, se estima que 1/100 menores están diagnosticados con dicho trastorno (Zeidan et al., 2022). Cabe decir que se considera un trastorno del neurodesarrollo que se expresa en distintos grados de afectación (González Alba et al., 2019) y se caracteriza, en términos generales, por los siguientes aspectos (American Psychiatric Association, 2013):

  • Deficiencias en la interacción y comunicación social: Las personas con dichas particularidades pueden tener dificultades para ajustar el comportamiento en distintos contextos sociales, no suelen iniciar las interacciones con los demás, presentan deficiencias en la comprensión, entre otras.
  • Presencia de patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades: Estos pueden reflejarse en la inflexibilidad de sus rutinas o patrones de comportamiento, intereses restringidos, hipo o hipersensibilidad a estímulos sensoriales, etc.
  • Comorbilidad con diversos trastornos: El TEA puede cursar con deterioro intelectual, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno del desarrollo de la coordinación, trastorno de la conducta alimentaria, trastorno de ansiedad y trastorno depresivo. Cabe añadir que pueden aparecer dificultades de aprendizaje, alteraciones del lenguaje y del sueño. Además, es probable que se den afecciones médicas como crisis epilépticas y problemas gastrointestinales. 

En cuanto al bullying o acoso escolar, sucede cuando un/a alumno/a es violentado/a y tratado/a de forma denigrante por uno/a o varios/as compañeros/as (existe intencionalidad), lo cual sucede repetida y prolongadamente en el tiempo (De la Rasilla Ramírez, 2022). Dichas prácticas suelen ser insultos y burlas, amenazas e intimidaciones, agresiones físicas y un aislamiento o exclusión social del/de la menor (González Alba et al., 2019).

Cabe decir que se establece una relación asimétrica de poder entre los/as implicados/as, dónde la persona victimizada se encuentra en una posición de vulnerabilidad ante estas prácticas (Castillo-Pulido, 2011). 

Pasando a la problemática en sí, es importante tener presente que el acoso escolar infringido a alumnos/as con Trastorno del Espectro Autista ha aumentado en los últimos años, de hecho, según diversos estudios realizados alrededor del mundo, estar diagnosticado con TEA aumenta la probabilidad de sufrir bullying (Humphrey y Hebron, 2015), concretamente, hace que sea de 4 a 10 veces mayor que para el resto (De la Rasilla Ramírez, 2022). La razón de dichos datos se explica por lo siguiente: estos/as menores poseen ciertas características distintivas, las cuales suelen ser percibidas como diferentes y extrañas por los/as demás, lo que supone que acaben siendo el objetivo de burlas, agresiones, entre otros aspectos. En definitiva, las particularidades que presentan hacen que sean más vulnerables a ser victimizados/as (Falla y Ortega-Ruiz, 2019). 

No debemos olvidar que, dado que las personas con TEA presentan rasgos particulares, su forma de interpretar el mundo, la gestión de las experiencias estresantes/traumáticas y la regulación de sus emociones es distinta al resto (Humphrey y Hebron, 2015). Así pues, en este caso en concreto, entre las consecuencias a corto y largo plazo que acarrea sufrir bullying, se encuentra un mayor riesgo a desarrollar:

  • Problemas de salud, psicosociales y en el funcionamiento académico, lo cual se expresa como alteraciones en el apetito y alimentación, carencias de tareas de autocuidado, mayor dificultad para relacionarse con los demás y afectación del rendimiento escolar (De la Rasilla Ramírez, 2022).
  • Diversas psicopatologías, como trastorno de estrés postraumático, trastorno depresivo y trastornos de ansiedad, concretamente, el trastorno de pánico y el trastorno de ansiedad social o fobia social (Hoover, 2015). Así pues, el/la menor puede experimentar sintomatología ansiosa y depresiva, desarrollar una tendencia al aislamiento social y una baja autoestima, además de tratar de autolesionarse, presentar ideaciones suicidas y realizar tentativas (Castillo-Pulido, 2011).
  • Consumo de tabaco, alcohol y substancias psicoactivas (Moore et al., 2017). 

En definitiva, dado que las personas con trastorno del espectro autista presentan un mayor riesgo a sufrir bullying, lo cual puede suponer el desarrollo de ciertas alteraciones y problemáticas a nivel cognitivo, conductual y social, nos encontramos ante la necesidad de prevenir y abordar la problemática de forma integral, con la intervención y coordinación de profesionales de distintos ámbitos (médicos/as, psicólogos/as, pedagogos/as, profesores/as, etc.), familias, amigos/as y la población en general (Lendínez Extremera, 2017).

Referencias Bibliográficas:


American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-5 (5th ed.). Washington, D.C.: American Psychiatric Publishing.

Castillo-Pulido, L.E. (2011). El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores. Magis. Revista Internacional de Investigación en Educación, 4(8), 415-428. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4435188

De la Rasilla Ramírez, A. (2022). Análisis bibliométrico y temático sobre el Trastorno del Espectro Autista y el acoso escolar. Revista de Discapacidad, Clínica y Neurociencias, 9(1), 31-42. https://doi.org/10.14198/DCN.22330

Falla, D. y Ortega-Ruiz, R. (2019). Los escolares diagnosticados con trastorno del espectro autista y víctimas de acoso escolar: una revisión sistemática. Psicología Educativa, 25(2), 77-90. https://doi.org/10.5093/psed2019a6

González Alba, B., Cortés González, P. y Mañas Olmo, M. (2019). Acoso escolar en personas con trastorno del espectro autista en la provincia de Málaga. Revista de estudios y experiencias en educación, 18(38), 55-69. https://dx.doi.org/10.21703/rexe.20191838gonzalez4

Hoover, D. W. (2015). The Effects of Psychological Trauma on Children with Autism

Spectrum Disorders: a Research Review. Review Journal of Autism and Developmental Disorders, 2(1), 287–299. https://doi.org/10.1007/s40489-015-0052-y

Humphrey, N. y Hebron, E. (2015). Bullying of children and adolescents with autism spectrum conditions: a ‘state of the field’ review. International Journal of Inclusive Education, 19(8), 845-862. https://doi.org/10.1080/13603116.2014.981602

Lendínez Extremera, M. (2017). Acoso y maltrato en el autismo. Revista Internacional de Apoyo a la Inclusión, Logopedia, Sociedad y Multiculturalidad, 3(1), 166-182. https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/riai/article/view/4261

Moore, S. E., Norman, R. E., Suetani, S., Thomas, H. J., Sly, P. D. y Scott, J. G. (2017). Consequences of bullying victimization in childhood and adolescence: A systematic review and meta-analysis. World Journal of Psychiatry, 7(1), 60–76. https://doi.org/ 10.5498/wjp.v7.i1.60

Zeidan, J., Fombonne, E., Scorah, J., Ibrahim, A., Durkin, M.S., Saxena, S., Yusuf, A., Shih, A. y Elsabbagh, M. (2022). Global prevalence of autism: A systematic review update. Autism Research, 15(5), 778-790. https://doi.org/10.1002/aur.2696

Kora Nevado, Psicóloga Forense