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¿SON DELINCUENTES O ESTÁN DESTINADAS A SERLO TODAS LAS PERSONAS CON PSICOPATÍA?

 Comúnmente, se categoriza a los/as criminales violentos como psicópatas y se les define como personas carentes de empatía y despiadadas, con gran capacidad e inteligencia para camuflarse entre la población y ejecutar actos delictivos. Cabe decir que, dicha definición, es mayormente fruto de la versión distorsionada que proyectan los medios televisivos, por lo que el concepto que se tiene sobre la psicopatía no se equipara a la realidad (Muñoz Vicente, 2011). 

Por lo que respecta a la prevalencia de la psicopatía o trastorno psicopático, según se estima, únicamente entre el 1 y el 2% de la población general lo presenta (López, 2013). En cuanto a las características de dicho trastorno, síndrome clínico no recogido en las clasificaciones de los desórdenes mentales (Muñoz Vicente, 2011), cabe decir que es complejo de definir y existe cierta falta de consenso en cuanto a sus particularidades y los distintos perfiles subyacentes (Gonzalez-Tapia et al., 2017). Sin embargo, se suelen utilizar las siguientes características para definirlo: 

  • • Poseen desajustes en sus esquemas cognitivos, aunque son capaces de comprender las normas sociales (pueden decidir no respetarlas si se interponen a sus intereses) (Pozueco Romero et al., 2011). 
  • • Presentan un sistema emocional distorsionado, en el que destaca la falta de empatía e inhibiciones comportamentales, la impulsividad y la poca tolerancia a la frustración (American Psychiatric Association, 2013). 
  • • Son personas con falta de remordimientos, culpa y responsabilidad (Dujo y Horcajo-Gil, 2017), además, presentan una necesidad de control y poder (Dhingra y Boduszek, 2013). 
  • • Poseen una concepción elevada de la propia valía (egocentrismo) y un encanto superficial (American Psychiatric Association, 2013). 
  • • Sus relaciones interpersonales se caracterizan por la falta de afectividad y compromiso, de hecho, las personas con psicopatía suelen utilizar a los demás para satisfacer sus propias necesidades (Muñoz Vicente, 2011). 

Una vez clarificado el concepto, debemos plantearnos ciertas preguntas: ¿El hecho de que una persona posea dichas particularidades, lo convierten automáticamente en un delincuente? ¿Se puede asumir pues que las características determinan el futuro de una persona (en este caso, cometer delitos)? 

La respuesta a estas preguntas es no, aunque no se puede negar que presentan ciertos rasgos (factores de riesgo) que las hacen más vulnerables a darse a este tipo de conductas. De hecho, presentar psicopatía, se suele asociar con un mayor riesgo de reincidencia (Dhingra y Boduszek, 2013). 

Cabe destacar que la detección temprana de personas con dicho trastorno y la intervención multisistémica, intensiva y a largo plazo, con la aplicación de técnicas cognitivo-conductuales y que mantengan la motivación, puede suponer la modulación de sus características y la evitación de que se den a conductas desviadas y socialmente inadaptadas (Bayliss et al., 2010). 

Es importante tener presente ciertos datos sobre la población reclusa, los cuales respaldan lo dicho anteriormente: 

  • • Según lo expuesto en un artículo de David Dujo y Pedro José Horcajo-Gil (2017), gracias a la aplicación de la Escala de Evaluación de la Psicopatía de Hare- Revisada (PCL-R) en la población penitenciaria de distintos países (Norte América, Escocia, España, Inglaterra, Gales, Brasil y Chile), se comprobó que solamente entre el 15 y el 25% de los presos (muestra masculina) cumplían criterios de psicopatía. 
  • • Otro aspecto a destacar, es que detectar a personas con dicho trastorno puede ser complejo y el diagnóstico puede resultar erróneo, puesto que puede confundirse con otras psicopatologías, como el trastorno de personalidad antisocial o TAP, con el que comparte ciertas características (Pozueco Romero et al., 2011). De hecho, tal como expone en un artículo José Manuel Muñoz Vicente (2011), en un estudio en el que se aplicó la PCL-R en una muestra española, se constató que el 65% de los reclusos cumplían criterios de TAP, un porcentaje a tener en consideración. 

En definitiva, no puede afirmarse que todos/as los/as psicópatas sean delincuentes que ejecuten conductas violentas, aunque no se debe ignorar que presentan factores de riesgo, los cuales los/as hacen más proclives a cometer delitos, y que cierto porcentaje de estas personas se encuentran en prisión. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-5 (5th ed.). Washington, D.C.: American Psychiatric Publishing. 

Bayliss, C. M., Miller, A. K. y Herderson, C. E. (2010). Psychopathy development and implications for early intervention. Journal of Cognitive Psychotherapy: An International Quarterly, 24(2), 71-80. http://dx.doi.org/10.1891/0889-8391.24.2.71 

Dhingra, K. y Boduszek, D. (2013). Psychopathy and Criminal Behaviour: A Psychosocial Research Perspective. Journal of Criminal Psychology, 3(2), 83-107. https://doi.org/10.1108/JCP-06-2013-0014 

Dujo, V. y Horcajo-Gil, P.J. (2017). La psicopatía en la actualidad: Abordaje clínico-legal y repercusiones forenses en el ámbito penal. Psicopatología Clínica Legal y Forense, 17(1), 69-88. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6674244 

Gonzalez-Tapia, M.I., Obsuth, I. y Heeds, R. (2017). A new legal treatment for psychopaths? Perplexities for legal thinkers. International Journal Law Psychiatry, 54, 46-60. https://doi.org/10.1016/j.ijlp.2017.04.004 

López, S. (2013). Revisión de la psicopatía: Pasado, presente y futuro. Revista Puertorriqueña de Psicología, 24(2), 1-16. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=233229143007 

Muñoz Vicente, J. M. (2011). La psicopatía y su repercusión criminológica: un modelo comprehensivo de la dinámica de la personalidad psicopática. Anuario de Psicología Jurídica, 21, 57-68. https://doi.org/10.5093/jr2011v21a6 

Pozueco Romero, J.M., Romero Guillena, S.L., y Casas Barquero, N. (2011). Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte II). Cuadernos de Medicina Forense, 17(4), 175- 192. https://dx.doi.org/10.4321/S1135-76062011000400002 

Kora Nevado

Psicóloga Jurídica con formación en Victimología