Hay diferentes factores que influyen en el desarrollo de trauma y del trastorno por estrés postraumático. Uno de esos factores son las reacciones defensivas. De hecho, en animales hay mucha literatura científica sobre todo el proceso defensivo que incluye diferentes acciones, la inmovilidad tónica es una de las reacciones defensivas. Sin embargo, el estudio de las reacciones defensivas ante eventos traumáticos en humanos no es muy amplio.
¿Qué es la inmovilidad tónica?
La inmovilidad tónica es una respuesta de defensa que se ve en todas las especies. Es una respuesta adaptativa e involuntaria que se basa en una fuerte inhibición motora aunque reversible con rigidez muscular, vocalización suprimida, temblores y momentos con cierre de ojos de forma intermitente. También se caracteriza por la analgesia (desaparición del dolor) pero con la conciencia del entorno intacta.
Se diferencia de la congelación en que en la congelación, ocurre al principio del peligro, el animal está vigilante y receptivo, preparándose para la acción. En cambio, en la inmovilidad tónica ocurre cuando no hay ninguna otra opción, no hay respuesta al estímulo y se observa flexibilidad cérea (síntoma de la catatonia, los miembros del cuerpo se mantienen en posturas forzadas) y analgesia como se ha dicho anteriormente.
¿Cuándo ocurre?
Ante una situación de peligro con un depredador, si es posible escapar, el animal huirá. Pero si el depredador se acerca, se pasa al ataque defensivo. En cambio, cuando no hay ruta de escape y el depredador está muy cerca la mejor opción es la inmovilidad tónica.
Es por ello que la inmovilidad tónica aparece ante situaciones de miedo extremo que se perciben como inevitables y donde ya no hay más opciones de defensa.
De hecho, tanto en vertebrados como en invertebrados, en interacciones de presa y depredador la inmovilidad tónica ayuda a la supervivencia porque el depredador pierde el interés. Y también ayuda a reducir la violencia continúa.
Inmovilidad tónica en humanos.
A finales de la década de los 70 se habló por primera vez de que la parálisis y supresión de la vocalización que transmitían las víctimas de agresiones sexuales eran inmovilidad tónica en humanos. Datos no muy actualizados muestran que la prevalencia de inmovilidad tónica en víctimas de agresiones sexuales se encuentra entre un 37-52%. Es un síntoma frecuente en agresiones sexuales pero actualmente se ha encontrado que no sólo ocurre en esas agresiones sino también en otras formas de violencia interpersonal.
Inmovilidad tónica y estrés postraumático
Los elementos peritraumáticos son los eventos que pasan antes, durante o después de un acontecimiento traumático y que influyen en el procesamiento del trauma, en el desarrollo de TEPT y en la recuperación. De hecho, la inmovilidad tónica es un factor peritraumático que influye fuertemente en el desarrollo del estrés postraumático.
Además, la inmovilidad tónica se ha visto asociada con el abuso sexual infantil y a la misma vez con la gravedad del trastorno de estrés postraumático desarrollado. De igual forma, también se ha visto asociado con la violencia en la pareja.
Además, no sólo influye en el desarrollo del TEPT sino en la recuperación de éste, es un elemento importante a tener en cuenta en la terapia.
Evidencia neurológica en humanos.
¿Realmente está demostrado neurológicamente que la inmovilidad tónica ocurre en humanos de igual forma que ocurre en animales o todo lo dicho son teorías sin fundamento? La percepción de amenaza inminente y el terror en algunos casos bloquea los circuitos neuronales corticales para el control de la acción, lo que conduce a la inmovilidad tónica, una inmovilidad involuntaria. Esto se ha conseguido demostrar este mismo año y es la evidencia clave para rechazar el mito en las violaciones de que si una mujer no lucha, no grita, no se opone y “no hay violencia” es que no ha habido agresión y realmente ha consentido.
Responsabilidad profesional
La inmovilidad tónica genera una culpabilidad posterior en la víctima sobre por qué no luchó que afecta a su recuperación, la cual se ve agravada si además, su testimonio es cuestionado sin fundamento, por no haberse “defendido”. Todos aquellos profesionales que trabajen de manera cercana con víctimas de situaciones traumáticas tienen la responsabilidad de estar muy formados y también actualizados para poder ejercer de forma ética y adecuada.
En EPERIT hay un esfuerzo por formarse de forma continua y estar actualizados. Eso permite dar el mejor servicio posible a aquellas personas que por desgracia se encuentran en situaciones complicadas y de victimización. De hecho, en EPERIT se realizan informes periciales, contrainformes, supervisiones periciales, terapia, formaciones y prácticas formativas por parte de profesionales con vocación y mucha formación.
Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.
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