Definición
En derecho, el testigo es la persona que declara acerca de unos hechos que ha presenciado directamente y que son de interés para la resolución de un asunto objeto de controversia, principalmente de carácter delictivo. Dentro de esta definición también se incluiría a la propia víctima del delito. La declaración del testigo sobre lo ocurrido es lo que se conoce por testimonio.
La figura del testigo es una pieza fundamental en un juicio, pues es considerada como una prueba o medio probatorio de peso para decidir sobre la inocencia o la culpabilidad de un sospechoso (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Por esta razón es crucial que el testimonio declarado sea lo más veraz y exacto posible.
A raíz de esta necesidad surgió la psicología del testigo, la cual intenta determinar la calidad de los testimonios que sobre delitos y accidentes prestan los testigos presenciales (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Su estudio se centra en dos áreas principales: la exactitud de la declaración y la credibilidad del testigo y de su testimonio.
Exactitud
La exactitud de la declaración hace referencia al grado de correspondencia entre lo que el testigo delata y lo que sucedió realmente (de la Fuente, 2015). Cuanto más se ajuste a la realidad un testimonio, más exacto será.
La memoria humana no proporciona réplicas idénticas de los acontecimientos vividos como si de una cámara de vídeo se tratara. Son muchas las variables, tanto individuales como situacionales, que intervienen en la formación de recuerdos y en su posterior recuperación. Es por este motivo que dos personas que han presenciado un mismo hecho pueden explicarlo con diferentes matices.
Debido a esto, los testigos pueden cometer dos tipos de errores cuando declaran: los de omisión, cuando no incluyen en su relato aspectos relevantes del suceso por olvido; y los de comisión, cuando distorsionan de manera relevante determinados elementos o incluyen otros que no estaban presentes en la situación vivida (de la Fuente, 2015).
Credibilidad
Se entiende por credibilidad al grado de veracidad que se atribuye a la declaración del testigo, es decir, si la persona está engañando o no con su testimonio (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2008). Para hablar de engaño en una declaración, éste debe ser un acto intencional y no un fallo de la memoria.
La persona que evalúe un testimonio deberá plantearse la siguiente pregunta: “¿Tiene el testigo motivos e intereses para falsear de manera deliberada su testimonio?” Si la respuesta es afirmativa, el evaluador utilizará aquellos conocimientos y técnicas necesarios para intentar detectar la mentira (de la Fuente, 2015).
El testimonio infantil
Las investigaciones sobre el testimonio infantil han ido cogiendo especial relevancia para poder abordar situaciones de abuso sexual en la infancia. En estos casos, el testimonio del menor suele ser la única prueba para inculpar al acusado, por lo que se hace necesario averiguar qué variables pueden influir en él.
Es importante dejar claro que los menores son testigos capaces y competentes. De hecho, lejos de las falsas creencias que hay al respecto, el testimonio infantil puede ser tan fiable como el testimonio adulto, sobre todo si se utilizan correctamente las técnicas de entrevista (Juárez, 2008).
Por otra parte, la participación del niño o de la niña en el contexto judicial puede resultar muy angustiosa, de manera que es fundamental velar por su bienestar y tener en cuenta algunas consideraciones especiales para reducir su estrés. Ejemplos de estas son el uso del video para grabar el testimonio, realizar pausas frecuentes, la exclusión de espectadores o la opción de no tener que mirar al acusado (Juárez, 2008).
La figura del psicólogo forense
Los profesionales de la psicología forense desempeñan un papel imprescindible en este ámbito. Gracias a su extensa formación están más que capacitados para llevar a cabo evaluaciones periciales sobre el testimonio, realizándolas siempre bajo la ética y la rigurosidad científica.
Además, cuando se trata de un testigo-víctima hay que evitar dentro de lo posible que se produzca una revictimización; el psicólogo forense debe promover un espacio de apoyo y empatía donde la persona se pueda sentir arropada y escuchada. Es de vital importancia proteger a la víctima del delito antes, durante y después de cualquier proceso judicial.
Referencias
De la Fuente, J. (2015). La memoria de los testigos. Editorial UOC.
Juárez, J. R. (2008). El menor como testigo: fundamentos y técnicas. En Psicología criminal (pp. 163-187). Pearson.
Sáiz, D., Baqués, J. & Sáiz, M. (2008). Psicología del testigo: conceptos fundamentales. En Psicología criminal (pp. 123-162). Pearson
