¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
Se describe la personalidad como “el conjunto de características o rasgos que describen o identifican el modo de ser y de comportarse habitualmente de un individuo” (Belloch Fuster, 2010). Uno de sus puntos clave es que permanece relativamente estable a lo largo de nuestra vida, por lo que es bastante fácil predecir cómo una persona se puede comportar en un contexto o situación. Aunque es relativamente estable, lo cierto es que no es algo rígido, sino que fluctúa, y en esa fluctuación radica la normalidad. De esta forma, podemos predecir más o menos cómo una persona se puede comportar en una situación. Pero no necesariamente se comportará así, dependerá del resto de variables que actúen. Ahí esta esa fluctuación.
Por proporcionar una definición más científica, podemos decir que un trastorno de personalidad se trata de “un patrón permanente de experiencias internas y de comportamientos que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto; se trata de un fenómeno generalizado y poco flexible, estable en el tiempo, que tiene su inicio en la adolescencia o en la edad adulta temprana y que da lugar a un malestar o deterioro” (American Psychiatric Association, 2014).
¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS QUE DEFINEN A UN TRASTORNO DE PERSONALIDAD?
Algunas de las características que definen a un Trastorno de Personalidad son las siguientes:
- Es omnipresente, rígido e inflexible. La forma de funcionar va a ser la misma en todas las situaciones en las que se encuentre la persona.
- Dificulta adquirir nuevas habilidades o comportamientos. Justamente debido a esa inflexibilidad y rigidez, se actúa siempre de la misma forma, lo que impide ese crecimiento en términos de nuevas formas de gestión y vivencias personales.
- Produce malestar a la persona y a su entorno.
- No existe conciencia de enfermedad. Para la persona, esa es su forma de funcionar, y no piensa que sea inadecuada o perjudicial para ella ni para los demás.
CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD SEGÚN EL DSM-5.
Los Trastornos de personalidad, según el DSM-5, se clasifican en tres grupos o clústers (American Psychiatric Association, 2014), clúster A, B y C.
Dentro del clúster A se encontrarían el Trastorno Paranoide, el Trastornos Esquizoide y el Trastorno Esquizotípico. Dentro del clúster B están el Trastorno Histriónico, el Trastorno Límite, el Trastorno Antisocial y el Trastorno Narcisista. Y dentro del clúster C podemos ver el Trastorno Evitativo, el Trastorno Dependiente y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.
Hoy, nos centraremos en uno de ellos, concretamente en el Trastorno Antisocial de la Personalidad, que se encuentra como ya hemos visto dentro del clúster B.
TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD (TAP).
Se define al Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) como un patrón duradero de conductas socialmente irresponsables, que se evidencia antes de los 15 años. Se evidencia una falta de interés o preocupación por los sentimientos de los demás, carencia de remordimientos, incapacidad para aprender de la experiencia, escasa tolerancia a la frustración, irritabilidad, ausencia de culpa y tendencia al engaño, a la mentira y a la manipulación. Todo ello con el fin de obtener una ganancia secundaria (Belloch & Fernández-Álvarez, 2002; E. Caballo, 2004).
TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD VERSUS PSICOPATÍA.
A lo largo de los años, se ha considerado que el TAP y la psicopatía, son lo mismo. Sin embargo, no lo son, y así lo podemos ver en las siguientes características:
- Es cierto que comparten algunas características de diagnóstico como pueden ser que ambos presentan desviación social, sin embargo, hay discordancias en lo referente a los componentes afectivos, emocionales e interpersonales. Se define al TAP con rasgos más conductuales como pueden ser la ambición persistente, la conducta dirigida a un objetivo, necesidad de control y dificultades en confiar en las habilidades de los demás, sin embargo, la psicopatía se suele definir con rasgos más emocionales y disposicionales, como son la incapacidad para sentir las emociones, los afectos, la vergüenza, el remordimiento, la culpa o la empatía (De Santiago et al., 2020; García-López, 2014).
- Por otro lado, según Hare en 2003, los criterios que definen el TAP hacen mucho más énfasis en las conductas antisociales criminales (de nuevo criterios conductuales), mientras que los criterios diagnósticos de psicopatía (fundamentalmente a través de la PCL-R) hacen más énfasis en los rasgos de personalidad (De Santiago et al., 2020).
- También se sostiene que la psicopatía va más allá del TAP, es decir, muchos rasgos del TAP son compartidos por la psicopatía, pero ésta última presenta rasgos de la esfera emocional e interpersonal que el TAP no tiene. Además, se encontró que entre un 50-80% de las personas que se encuentran en prisión están diagnosticados de TAP, pero solo entre un 15-30% de estos sujetos también presentarían diagnóstico de psicopatía. Es decir, la mayoría de los criminales con psicopatía tienen también TAP, sin embargo solo una minoría de los que tienen TAP presentan a mayores psicopatía (De Santiago et al., 2020).
En resumen, se podría decir, que son conceptos muy parecidos pero que entrañan ciertas diferencias, como que la psicopatía haría referencia más a aspectos emocionales y que se trata de un concepto que da un paso más allá del TAP.
Bibliografía.
American Psychiatric Association (Ed.). (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. American Psychiatric Publishing.
Belloch, A., & Fernández-Álvarez, H. (2002). Trastornos de la personalidad (guías de intervención).pdf. Editorial Síntesis, S.A.
Belloch Fuster, A. (2010). Tratado de trastornos de la personalidad. Síntesis.
De Santiago, J., Rovelo-Escoto, N. C., & Sánchez-Gil, L. M. (2020). La psicopatía: Un enfoque multidisciplinar. McGraw-Hill Interamericana de España.
E. Caballo, V. (2004). Manual de trastornos de la personalidad. Descripción, evaluación y tratamiento.pdf. Editorial Síntesis, S.A.
García-López, E. (2014). Psicopatologia forense comportamiento humano y tribunales de justicia. Editorial El Manual Moderno.

Psicóloga especializada en psicología y criminología forense, con formación en Análisis de Conducta Criminal y psicología clínica infanto-juvenil. Actualmente en formación en neuropsicología forense. Perito psicólogo de parte y perteneciente a las listas de peritos del COP de Castilla y León 2021.
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