Sufrir victimización a lo largo de la vida puede generar consecuencias negativas y más si ocurre en la infancia y/o adolescencia. Es demasiada amplia la evidencia que hay sobre ello y entre los daños que genera la victimización se encuentra una paradoja: Intercambio de roles víctima-agresor. ¿Qué significa esto?
Víctima agresiva
Ya en 1947, Hans Von Hentig, en su libro Crime: Causes and Conditions nombró el rol de víctima agresiva. Este tipo de víctima se caracterizaba por cambiar de víctima a victimario, generando un daño a su familia, personas cercanas..etc. (Hentig, 1947)
Ciertamente, parece ser contradictorio y extraño, pero se van a exponer a continuación datos sobre este fenómeno en diferentes tipos de situaciones y delitos.
Víctima agresor: Intercambio de roles en delitos sexuales
En un estudio de 2008, con una muestra de 629 delincuentes sexuales se observó que respecto a los abusadores sexuales de niños, el 73% había sido abusado sexualmente de niño, además de que habían sido expuestos a pornografía de forma precoz, el 65% antes de los 10 años. Por otra parte, los violadores parece que sufrieron de forma más frecuente en su infancia abuso físico (68%), abuso emocional (70%) y violencia parental (78%). De hecho, ambos tipos de delincuentes, el 93% aproximadamente, dijeron haber sido expuestos a violencia en la infancia con frecuencia. (Simons et al., 2008)
También en 2014, con una muestra 679 delincuentes sexuales hombres, se vio que triplicaban las probabilidades de haber sufrido abuso sexual infantil y duplicaban las probabilidades de abuso físico. Además, las probabilidades de sufrir abuso verbal se multiplicaban por trece y por cuatro las posibilidades de haber sufrido abuso emocional. El porcentaje de delincuentes que informaban no haber sufrido ninguna experiencia así era bajo (16%). (Levenson et al., 2014)
Estudios un poco más recientes de igual forma apoyan estos datos. En 2017, con una muestra de 654 delincuentes sexuales se vio que haber sufrido abuso sexual o una violación antes de los 16 años aumentaba las probabilidades de ser delincuente sexual en algún momento de la vida. (Jennings y Meade, 2017)
Por otra parte, en 2019, con 529 delincuentes sexuales hombres se encontraron muchos datos: Respecto al abuso sexual severo, el 40% aproximadamente comunicaron haberlo sufrido. El 50% aproximadamente habían sufrido abuso físico y también casi la mitad informó de negligencia grave. Por último, el 36.8% informó abuso emocional severo. (Davis y Knight, 2019)
Especificidad de victimización y delito
Un estudio curioso se realizó en 2020, con una muestra de 64329 delincuentes juveniles. Este estudio pretendía saber si el tipo específico de victimización aumentaba las posibilidades del delito correspondiente específico. Es decir, si el abuso físico, el abuso sexual y el abuso de sustancias en el hogar, aumentaba las probabilidades de delitos violentos, delitos sexual y abuso y delito de drogas respectivamente. (Miley et al., 2020)
Aunque había ciertos porcentajes de polivictimización en la muestra, estos eran bajos. Los resultados confirmaron las hipótesis: Haber sufrido abuso físico aumentaba un 55% las probabilidades de delitos violentos, siendo el predictor más significativo. Haber sufrido abuso sexual aumentó aproximadamente un 350% el riesgo de ser un delincuente sexual en el futuro, siendo también el mayor predictor. Y por último, el abuso de sustancias en el hogar incrementó un 66% las posibilidades de delitos con drogas. (Miley et al., 2020)
Todos estos datos podrían demostrar la idea del intercambio de roles entre víctima-agresor.
Intercambio de roles ¿Por qué?
Se han propuesto diferentes hipótesis y explicaciones a esto. Una explicación propuesta es que realmente la experiencia de maltrato no afecta directamente en el futuro a que la persona se convierta en victimario, sino más bien de forma indirecta. (Morton y Browne, 1998)
¿Qué significa eso? La experiencia de maltrato, negligencia, abuso, etc, sí que produce consecuencias directas en el apego que establece con sus progenitores y figuras cercanas y de confianza, es decir, produce déficits en la habilidades para relacionarse y establecer relaciones adecuadas. La figura de apego con la madre y con los progenitores es muy importante y si un niño crece rodeado de violencia o abandono, esa relación de apego no será adecuada. Esto queda internalizado por el menor y afecta a su percepción de cómo hay que relacionarse con las personas y cómo son las relaciones “normales”. Por lo que, finalmente, a través de relacionarse de forma desadaptativa, se da el intercambio de roles de víctima-agresor. (Morton y Browne, 1998)
De hecho, hay datos que confirman esta hipótesis. En un estudio antes mencionado sobre violadores y abusadores de niños, también se estudió el apego. El 94% mostraron vinculación de apego con sus progenitores insegura, es decir, que no tenían un buen apego. (Simons et al., 2008)
En un estudio de violencia filioparental que se comentará más adelante también se estudió esto. Se vio que aquellos agresores que habían sido victimizados mostraban peor vínculo de apego con sus padres. Se destacaba también que aquellos que habían sido polivictimizados mostraban peores resultados aún. (Navas-Martínez y Cano-Lozano, 2022)
Intercambio de roles en bullying
Este intercambio de roles de víctima-agresor no ocurre sólo en delitos sexuales. También está muy documentado en el bullying y acoso entre pares. En una revisión sistemática de 2020 se concluyó que sí que existe un intercambio y superposición de roles entre víctima y agresor en ciertos contextos. (Estévez et al., 2020)
También en 2021 se encontraron resultados similares con la victimización entre pares y su relación con la futura agresión relacional. Se encuestaron a 2152 adolescentes y se vio que haber informado victimización entre pares predecía la agresión relacional tras un año, de forma positiva y significativa. Esto estaba fuertemente mediado por la rumiación de la tristeza y la ira. (Li et al., 2021)
Además, estas conclusiones se ven de forma semejante en un estudio de este mismo año, en el que usaron de muestra 1650 adolescentes. Estudiaron un modelo de mediación que se confirmó: Sufrir acoso se relacionaba de forma indirecta con convertirse en acosador. El sufrir acoso aumentaba la hostilidad, ésta incrementaba las relaciones con personas delictivas que servían como modelos, generando actitudes a favor del acoso y favoreciendo éstas, conductas de bullying. (Walters y Espelage, 2023)
Violencia filio-parental
También se ha observado el fenómeno en la violencia filioparental. Este tipo de violencia se caracteriza porque el hijo genera un daño a algunos de los padres. Esta violencia puede ser reactiva, que significa que se da en respuesta a una amenaza, o instrumental, que significa que lo hace para ganar algún beneficio, como el poder por ejemplo. (Ford et al., 2012 citado por Navas-Martínez y Cano-Lozano, 2022)
En un estudio de 2022, con una muestra de 1559 adolescentes quisieron estudiar el perfil de agresor en este tipo de violencia, teniendo en cuenta diferentes aspectos, como la victimización previa. Se obtuvo como resultado que el agresor que había sido víctima en el pasado realizaba más violencia filioparental de ambos tipos. (Navas-Martínez y Cano-Lozano, 2022). Por lo que en este tipo de violencia también se ha avistado el intercambio de roles de víctima-agresor
Repercusiones
Tras toda esta información podría ser tentador preguntarse: si las personas que cometen delitos lo hacen porque antes han sido víctimas, ¿Realmente son responsables de las agresiones? Toda esta información no pretende demostrar que el agresor/a no es responsable de lo que hace. Como se ha mencionado hay muchas hipótesis explicativas y la mayoría no postulan una relación causal directa, sino indirecta. Es decir, que sí que afecta pero hay muchas otras variables que influyen. De hecho, el porcentaje de agresores que fueron victimizados no es 100%, hay un porcentaje de agresores que no han sido victimizados al igual que hay personas que son víctimas y nunca llegan a convertirse en agresores.
Pero lo que sí que muestra esta humilde recogida de datos, es que si se quiere prevenir la violencia, hay que empezar desde muy pronto y muestra que se necesita dar soporte y opciones a los niños victimizados ya que hay bastantes datos que respaldan el fenómeno de intercambio de roles entre víctima-agresor.
Estos datos invitan a la reflexión de que, en muchos casos, el “monstruo” que es capaz de realizar actos tan dañinos e incomprensibles, realmente es una persona que en su momento fue una víctima, por lo que ¿Se podría haber evitado que se convirtiera en agresor/a?
EPERIT
EPERIT es un equipo joven de psicología forense y victimología con mucha vocación y formación que realiza diversas funciones: Peritajes, contraperitajes, supervisiones periciales, mediación, terapia, divulgación por redes sociales y el blog y formación a través de prácticas y cursos.
Autora: Celia Gavilán, psicóloga forense en formación y responsable de comunicación científica en EPERIT.
BIBLIOGRAFÍA
Davis, K. A., y Knight, R. A. (2019). Childhood maltreatment experiences and problematic sexual outcomes in adult males who have sexually offended: Further evidence of the potency of male caregiver psychological abuse. Child Abuse & Neglect, 96. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2019.104097
Estévez, E., Cañas, E., Estévez, J. F., y Povedano, A. (2020). Continuity and Overlap of Roles in Victims and Aggressors of Bullying and Cyberbullying in Adolescence: A Systematic Review. International journal of environmental research and public health, 17(20). PubMed. 10.3390/ijerph17207452
Ford, J. D., Chapman, J., Connor, D. F., y Cruise, K. R. (2012). Complex Trauma and Aggression in Secure Juvenile Justice Settings. Criminal Justice and Behavior, 39(6), 694-724. Scopus. 10.1177/0093854812436957
Hentig, H. H. (1947). Crime: Causes and Conditions. McGraw-Hill.
Jennings, W. G., y Meade, C. (2017). Victim–offender overlap among sex offenders. Teela Sanders. 10.1093/oxfordhb/9780190213633.013.4
Levenson, J., Willis, G., y Prescott, D. (2014). Adverse Childhood Experiences in the Lives of Male Sex Offenders: Implications for Trauma-Informed Care. Sexual abuse: a journal of research and treatment., 28(4), 340-359. PubMed. 10.1177/1079063214535819
Li, C., Zhao, Q., Dai, W., y Zhang, Y. (2021). Victims Become Covert Aggressors: Gender Differences in the Mediating Effects of Rumination on Anger and Sadness. The Journal of psychology, 155(4), 441-456. PubMed. 10.1080/00223980.2021.1901254
.
Miley, L. N., Fox, B., Muniz, C. N., Perkins, R., y DeLisi, M. (2020). Does childhood victimization predict specific adolescent offending? An analysis of generality versus specificity in the victim offender overlap. Child Abuse & Neglect, 101. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2019.104328
Morton, N., y Browne, K. D. (1998). Theory and observation of attachment and its relation to child maltreatment: a review. Child Abuse & Neglect, 22(11), 1093-1104. 10.1016/s0145-2134(98)00088-x
Navas-Martínez, M. J., y Cano-Lozano, M. C. (2022). Profile of the Victimized Aggressor in Child-to-Parent Violence: Differences According to the Type of Victimization. International Journal of Clinical and Health Psychology, 22(1). Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.ijchp.2022.100302
Simons, D. A., Wurtele, S. K., y Durham, R. L. (2008). Developmental experiences of child sexual abusers and rapists. Child Abuse & Neglect, 32(5), 549-560. Elsevier. https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2007.03.027
Walters, G. D., y Espelage, D. L. (2023). Mediating the pathway from bullying victimization to bullying perpetration with hostility, peer delinquency, and pro-bullying attitudes: Transforming victims into aggressors.. Psychology of Violence, 13(3), 194-204. APA PsycInfo. https://doi.org/10.1037/vio0000435